Intercambio de roles - Relatos Eróticos

Intercambio de roles

... polla entre las nalgas. Imaginó que esas babas de Lorena aún adheridas a la polla eran en realidad su líquido preseminal y gozó dejando un camino húmedo por su espalda, mientras masajeaba sus tetas y descubría el tacto tan realista y excitante que tenían. No pudo evitar azotarlas y pellizcar los pezones, a lo que Lorena respondía con pequeños gemidos de dolor. Era imposible que sintiera nada en aquellas tetas de plástico, pero su cerebro estaba empezando a colapsar con la situación y era capaz de producir sensaciones casi reales.

Carlos lamió y mordió su cuello mientras continuaba con sus maniobras en las nalgas y las tetas de ella. Subió la boca a su oreja (que sí eran de verdad) y suspiró cerca de ella. Lorena se estremeció al notar su aliento caliente. Entonces Carlos aprovechó para susurrarle:

-¿Quieres que te viole, zorra?

-Mmmmm.... - fue lo único que acertó a contestar Lorena.

Tomándolo como un sí (algo sobre lo que Carla habría objetado vehementemente, solo un "sí" inequívoco debería ser la prueba del consentimiento), Carlos empujó violentamente a Lorena hasta la pared, aplastando su cara y tetas contra ella. Gozó imaginando cómo sería sentir el frío de la pared en los pezones. En la pared que quedaba a la derecha había colgado un espejo grande. Carlos tuvo una idea:

-Mírate en el espejo, putita. Mira en lo que te has convertido. Solo eres una muñequita para mi placer.

-Oooooh.... - Lorena se miró, aún incapaz de expresar sus pensamientos de una manera coherente.

-Apártate esas bragas para que pueda taladrarte, puta.

Por fin, Carlos comenzó a penetrar con su polla de plástico aquel coño de plástico. Aquello era surrealista. Nadie estaba sintiendo placer físico con la situación. Era todo puro morbo y fetichismo. Un hombre convertido en mujer siendo follado por una mujer convertida en hombre. Ambos con genitales falsos. Ambos observándose en el espejo. Ahora los dos eran nada más que porno para sí mismos. Objetos para ser observados por un tercero masturbándose con el espectáculo, el único que sentiría placer real. No lo verbalizaron, pero en las mentes tanto de Hugo como de Carla empezó a crecer la idea de grabarse en vídeo haciendo esto para disfrute de los demás. O, si eso era demasiado atrevido, quizá escribir un relato para que cientos de personas se masturbaran en sus casas con la descripción de sus perversiones.

Carlos tiró del pelo de Lorena con una mano mientras azotaba sus nalgas de goma con la otra. La vibración que se producía en ellas era hipnótica. Aumentó la dureza de sus embestidas para que sus caderas también hicieran bambolearse aquel culo falso.

Sus mentes estaban al límite. Lorena comenzó a gemir más fuerte. Un orgasmo mental. Carlos quiso sentir algo así también, sacó su polla y ordenó:

-De rodillas, perra, quiero correrme en tu cara...

Lorena obedeció y Carlos se pajeó a escasos dos centímetros de su cara. Sonrió al pensar en la sorpresa final. La polla falsa tenía un depósito en su ...