Intercambio de roles - Relatos Eróticos

Intercambio de roles

... mejor hacerla lo más fantasiosa y morbosa posible.

Cuando Hugo salió al salón, vio que Carla ya estaba allí, esperándole, sentada en el sofá, mientras fumaba un cigarrillo. Aquello dejó descolocado a Hugo. Que él supiera Carla no fumaba. Pero ahí estaba, haciéndolo con soltura y sin toser.

De hecho, llegó a dudar de que fuera Carla ese hombre que le miraba con descaro y deseo. Pelo recogido en una coleta, camiseta ajustada blanca, pantalones vaqueros ceñidos y unas botas militares negras. Era sorprendente lo bien que había conseguido aprisionarse las tetas de manera que casi parecía que ese hombre tenía unos pectorales marcados tras años de trabajo en gimnasio. Hugo no podía explicar qué tipo de maquillaje se había aplicado en la cara pero había conseguido que las facciones de Carla se endurecieran e incluso envejecieran. Y todo ello coronado con una expresión seria, casi arrogante, mientras volvía a dar otra calada al cigarrillo y decía:

-Estás muy guapa, Lorena - Carla la bautizó así, sin consultarle, con una voz grave. Por alguna razón, aquello encantó a Lorena. Sí, era Lorena, no podía llamarse de otra forma. Prosiguió:

-Yo soy Carlos y lo único que debes saber sobre mí es que no me gusta perder el tiempo ¿Me vas a hacer perder el tiempo, nena? - dijo mientras apagaba el cigarrillo en un cenicero sobre la mesa.

-No... no... claro que no, Carlos... - su seguridad y su autoridad dejaban a Lorena sin saber qué decir.

Entonces, Carla... perdón, Carlos, mostró por primera vez un atisbo de dudas en su expresión. Parecía estar reuniendo valor para decir lo que pensaba decir a continuación. Un segundo después, se había repuesto y continuó:

-Por como vas vestida, se nota que te va la marcha. Bien, yo te la daré.

Cogió el mando de la televisión y la encendió. Lo que mostró la pantalla fue otra sorpresa de órdago. Era porno. Carlos se repantigó en el sofá y se agarró el "paquete". Lorena se fijó por primera vez en ese bulto que casi le llegaba al bolsillo derecho. Se quedó embobada. Si lo que quería Carlos era desconcertarla y quitarle todo control sobre la situación, sin duda lo había conseguido. Las duras palabras de Carlos la sacaron de su estado bruscamente:

-Ponte de rodillas y chúpame la polla mientras veo esto.

Lorena había esperado un lógico cambio de modales en Carla al convertirse en Carlos. Pero aquello era más que un cambio, era un giro de 180 grados. Carla era una mujer feminista y, aunque le gustaba el sexo duro y morboso, en ningún momento había dado muestras de que degradar y humillar mujeres fuera algo que la excitara. Y tampoco le entusiasmaba el porno, precisamente. En cualquier caso, ella sabía perfectamente que Hugo nunca la trataría de esa manera y, si lo hubiera hecho, no habría disfrutado con la situación ni lo más mínimo. Pero esta era su jugada en la fantasía: ser un tipo de hombre de fantasía porno también. Machista y dominante.

Lorena se acercó, se arrodilló entre sus piernas y le quitó los ...