1. El video (II)


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Gays Autor: Fran, Fuente: TodoRelatos

    ... mientras se corría y Guillermo se zafó, Ricardo no ocultó su indignación, cabreándose incluso de manera desmedida por haberle interrumpido. «Joder, tío, yo decido cuándo trago», le dijo él. «No te hagas el escrupuloso cuando continuamente te lo estás montando con desconocidos», repuso Ricardo, enrabietado. «Seguro que estoy más sano que tú», añadió antes de colocarse la polla, subirse la cremallera y salir de allí dando un portazo. Semanas después tuvo lugar el encuentro accidental en su barrio. Ambos subían por las escaleras mecánicas, uno para dirigirse a su casa y el otro en busca de un plan cara a cara, cansado de los desplantes de los usuarios de las aplicaciones para follar. «No sabía que vivías por aquí». En realidad, Ricardo no sabía casi nada de Guillermo, pero pese a eso este le invitó a su casa y se dejó follar. En ese trance sí que agradeció su rudeza, la brusquedad con la que le penetraba en posturas imposibles que le hacían estremecerse. A menudo fantaseaba con aquella posición en la que él estaba tumbado boca abajo y Ricardo, en vez de colocarse encima, le penetró girándose ciento ochenta grados, clavándosela en rincones hasta entonces desconocidos. O aquella en la que le pidió que echara el cuerpo hacia arriba como si intentara tocar el techo con los pies mientras el otro le separaba los muslos, se dejaba caer y se la metía con un estoque violento que casi le partió en dos. Aquel día el culo le escoció más que ningún otro, y aun así no le hubiera importado repetir. Se lo propuso un viernes por la tarde, pero Ricardo tenía otros planes. Al lunes siguiente fue él quien, a través de una nota, le citó en los baños, pero Guillermo no acudió y jamás ocurrió un tercer encuentro.
    
    Guillermo evaluaba ahora que aquel plantón fuese motivo suficiente para planear una venganza tan cruel. Marcos le repetía que no tenía ningún derecho y que, desde luego, no era culpa suya. Su único error había sido encapricharse de un cabrón como el profesor y, sobre todo, permitir que le grabara con un teléfono distinto al suyo. No le haría ningún reproche, se le partía el alma al verle sufrir de esa manera, llorando desconsoladamente como un chiquillo. Había desoído su petición de acudir a denunciarlo, aunque fuera simplemente para impedir que ese video saliera de aquel grupo d WhatsApp y se convirtiera en un video viral o, en el peor de los casos, que alguien lo subiera a una página porno con fines lucrativos.
    
    —El Grupo de Delitos Informáticos está para eso, Guille.
    
    Por fin un poco de zozobra en su mirada, una sola reacción con la que parecía sucumbir y hacerle caso. Marcos le animó a que se vistiera y salieran para la comisaría sin más demora. Guillermo entró en el dormitorio y lloró por enésima vez. En el salón, el corazón de Marcos se quebraba, pero una parte de su cerebro estaba planeando ya su venganza.
    
    ***
    
    Pedro y Ricardo fueron dos gallos en el mismo corral, por eso su relación —en un principio con una tensión sexual patente— no pasó de ...
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