1. El video (II)


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Gays Autor: Fran, Fuente: TodoRelatos

    Ricardo, el hombre que se creía perfecto y no lo era, visualizaba el video una y otra vez. Su intención no era empalmarse con él, pero no lo pudo evitar al observar cómo esa putita se comía una polla y tragaba leche. Ya sabía él que era toda una mamona por mucho que intentara hacerse el digno. No se iba a contentar con una paja, maldijo al sevillano que le había dejado plantado y con un calentón del quince, y salió de casa sin llegar hasta el portal. Bajó hasta la primera planta cruzando los dedos para que Paco se encontrase allí. Lo raro sería que hubiese salido. En una escala del 1 al 10 su vecino no pasaría del suficiente, pero sabía mamar que daba gusto y con eso se conformaba. Necesitaba descargar tras haberse puesto cachondo con la insinuación del sevillano y el video que le había enviado uno de sus pocos amigos.
    
    —Pasa —saludó Paco.
    
    No había necesidad de ceremonias porque sabía perfectamente para qué había bajado su vecino. Él, siempre hambriento de una buena polla que llevarse a la boca, le condujo directamente al salón. Ricardo ocupó su lugar sentándose en un sillón orejero del año catapum, pero realmente cómodo. Se deshizo de la poca ropa que llevaba: unos pantalones de deporte que usaba para estar por casa bajo los cuales no había calzoncillos. Así era todo mucho más fácil y rápido. Abrió las piernas, se acomodó cerrando los ojos y se dejó hacer. Percibió la boca de Paco acercándose a su polla, intuía su aliento a whiskey barato. Era una pena que ese hombre se hubiese descuidado tanto desde el confinamiento, pues antes pasaba por un tío varonil de aspecto saludable y ahora no era más que un borracho medio deprimido con ojeras y barba de varios días. Esta le rozó en los huevos cuando por fin se metió su polla en la boca. Desde luego sabía cómo hacer mamadas, en eso no había cambiado, aunque Ricardo prefería que no se regodease demasiado, tenía prisa y necesitaba descargar cuanto antes. Por eso levantó la pelvis a fin de follarle la boca con cierta brusquedad. Paco se dio por aludido y avivó el ritmo de las succiones acompañándolas con las manos. Porque sí, su envergadura daba para que le pajease con ambas mientras lamía el capullo sonrosado que se colaba entre sus dedos. Un movimiento milimétricamente calculado en base a la experiencia, no solo la que le concedía su vecino favorito, sino otros hombres del edificio que habían descubierto sus vicios y la total disponibilidad para llevarlos a cabo, como si en vez de un vecino más fuese el servicial portero de la finca. Ricardo apenas requirió unos minutos más para correrse en la boca de Paco, quien tragaba al tiempo que él iba descargándole la leche hasta dejarle completamente vacío. Se sacudió la polla antes de guardársela bajo la tela de algodón y se despidió con un «Gracias, Paco», algo desganado. De vuelta a su apartamento se dio una ducha, se sentó en el sofá y cogió el móvil planteándose qué hacer con el video. La decisión que tomara no solo marcaría su vida para siempre, sino ...
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