1. Antes de las vacaciones


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos

    ... jazz en vivo. Relájate y ponte a bailar.
    
    Sergio le dio un empujón entre risas y le siguió hasta la pista. Se movía con agilidad y a pesar de su menudo tamaño sus movimientos resultaban seguros y fluidos. Iván se situó a su lado, con Marta y Alba animando a Lucas a que se soltase, entre risas y gritos de ánimo. La música se aceleraba y relajaba de forma aleatoria, a capricho de los músicos de jazz que parecían disfrutar tanto como los chicos. Iván no habría sabido precisar cuánto tiempo pasó antes de retirarse a la barra a pedir una botella de agua, acalorado y sudoroso.
    
    Sergio siguió su estela, aprovechándose de la mayor corpulencia de su amigo para abrirse paso hasta la barra. Una vez allí pidió un refresco de limón, apoyándose en la madera pegajosa del frontal de la barra. Iván se le quedó mirando fijamente. Unos cuantos rizos se habían escapado de su moño y ahora oscilaban libres a ambos lados de su cara. Tenía la piel brillante por el sudor y la camisa oscura se pegaba a su pecho fino y delgado. Sin poder evitarlo recogió uno de los rizos fugados y lo echó hacia atrás, recogiéndolo detrás de la oreja. Se inclinó sobre su amigo, acercando su cara a la del joven que no apartó la mirada de la suya. Para su consternación, cuando ya solo les separaban unos pocos centímetros, Sergio retrocedió un paso.
    
    –Disfrutemos de la noche, ¿de acuerdo? Sin complicaciones y sin rollos extraños. Y si mañana tienes ganas podemos hablar.
    
    Le dejó plantado en la barra. Acercándose a sus amigos y bailando como si no hubiera pasado nada. Iván no tenía ganas de seguir con la fiesta, pero sus amigos se lo estaban pasando muy bien y retirarse sólo le habría servido para amargarles la noche a todos, por lo que intentó integrarse nuevamente, aunque sus movimientos eran rígidos y más torpes que antes. Por fortuna nadie pareció notarlo y Sergio se comportó como siempre. Su comportamiento le desconcertaba y solo con pensar en que quería hablar y el contenido de dicha charla no contribuía a mejorar su humor. Tan solo esperaba no haber destrozado su amistad. Si lo que iba a decirle se resumía en que acostarse había sido un error, esperaba que al menos quisiera conservar la amistad.
    
    Ni siquiera pudo conciliar el sueño. Tumbado en la cama daba vueltas y más vueltas, pensando en lo que sería, en lo que podría ser y en lo que había sido. Aceptaría cualquier cosa a cambio de no perderle como amigo. Eso era clave, la única clave importante. No perderle. Ni siquiera sabía bien a qué hora debía ir a su piso, un diminuto apartamento que con solo treinta y dos metros cuadrados parecía más una caja de cerillas que un verdadero piso. Al preguntarle a qué hora debía ir Sergio se había limitado a decirle que cuando le viniese bien, sin darle mayor importancia. Sabía de sobra que su amigo no pensaba acudir a clase, y él empezaba a pensar que también terminaría por saltárselas, con tal de no prolongar la angustia. Por fin, tras giros y giros, consiguió quedarse dormido por ...
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