1. Antes de las vacaciones


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos

    ... caricias, endureciendo el delicado pezón y resaltando la textura rugosa de la aureola. Mordiendo con suavidad el derecho recogió de la cama unas pinzas metálicas unidas por una fina pero larga cadena y colocó la primera en el izquierdo. Los pequeños dientes metálicos se hundieron en la carne, apresándola con fuerza y enviando señales de dolor que sin embargo se convertían en placer. Iván dejó escapar unos cuantos gemidos, agudos y entrecortados, mientras intentaba mantenerse sereno. Estaba a merced de su amigo y la incertidumbre le mantenía en un estado de alerta continua, debido en parte a la privación de buena parte de sus sentidos.
    
    Sacando de su boca el pezón Sergio pasó su lengua sobre la aureola varias veces mientras acercaba la pinza muy despacio. En el último segundo, casi pillándose la punta de la lengua, dejó que el acero frío mordiese por fin el pezón que aún quedaba libre. Ambos quedaron unidos por la cadena que conectaba ambas pinzas, cadena que el joven se apresuró a agarrar y de la que tiró con suavidad hacia arriba. Las pinzas resistieron sin problemas y elevaron ambos pezones a la vez, clavándose más en la suave carne y desencadenando una cascada de gemidos que inundaron el pequeño dormitorio. Sergio sonrió con suficiencia y besó el cuello de Iván, acercándose después a su oído.
    
    –No he hecho más que empezar y ya estás gimiendo como nunca antes. Tenía que haber sabido que esto te gustaba mucho antes, ahora tendré que compensarte por los atrasos.
    
    Aunque su voz era suave y le llegaba ligeramente amortiguada por el cuero Iván se estremeció. Lo deseaba tantísimo que mordió con fuerza la mordaza, frustrado por no poder responder. Al momento notó hundirse de nuevo la cama entre sus piernas cuando Sergio volvió a sentarse allí de nuevo, esta vez con un rollo de pinzas normales entre sus dedos. Las había preparado mucho tiempo atrás, uniendo unas a otras con un fino hilo de sedal. Tirar de cualquiera suponía mover las demás. Colocó la primera en el pubis, pellizcando la piel muy cerca de la base del pene, y fue distribuyendo el resto por el tronco, ascendiendo siempre en forma de V, hasta que las veinticinco pinzas estuvieron colocadas. Veintidós de ellas en el tronco y tres en el pubis.
    
    Iván gemía y gemía. Notaba los pellizcos de las pinzas por su cuerpo. Un breve instante de dolor que se amortiguaba en cuanto la piel se adormecía, y que revivía conforme Sergio tiraba del sedal que las unía, más intenso en las pinzas más cercanas al punto donde había tirado, pero doloroso en toda su longitud. No le costó demasiado caer en la cuenta de que eran pinzas. La certeza de ese hecho bastó para calentarle, las había visto en infinidad de vídeos y ahora las usaban con él. Gimoteó cuando un nuevo tirón, más fuerte esta vez, casi consigue arrancar varias de las pinzas. Su piel cremosa empezaba a presentar señales rojizas y pequeñas marcas que Sergio acarició con las yemas de los dedos.
    
    Dejando las pinzas en paz, se centró de nuevo en ...
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