1. Antes de las vacaciones


    Fecha: 28/05/2019, Categorías: Gays Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos

    ... apresurada y a trompicones.
    
    –No pretendía espiar, en serio. No fue algo intencionado. Solo vi en tu armario un ampli, un ampli de guitarra ¿sabes? Y me resultó raro porque tú no sabes tocar la guitarra eléctrica. Me acerqué a verle y vi que era una caja con forma de ampli, y no pude evitarlo. La abrí y vi lo que había dentro. Pensé que me dirías algo o que lo usarías en algún momento. Pero al final nunca lo has hecho y no sé, ¿no quieres usarlo conmigo? ¿es por algo en concreto?
    
    Sergio frunció el ceño y hundió sus dedos en su espesa melena de rizos, alborotándoles en todas las direcciones y jugando con los elásticos muelles.
    
    –¿Te gusta ese rollo?
    
    –No al principio, cuando lo vi. Luego llegué a casa, me puse a buscar cosas, a mirar en páginas y… –un vivo rubor ascendió por su piel como una intensa llamarada de calor, coloreando su cuello y alcanzando sus mejillas–. Me gustó lo que vi, y pensé que podríamos… juntos, si tú quieres también.
    
    –Podrías habérmelo dicho, ya veo que te va –dijo Sergio conteniendo la risa y con los dedos entrelazados tras la nuca, contemplándole con satisfacción y regodeándose en el delicioso sofoco que le incendiaba la piel.
    
    Iván se encogió de hombros, esos hombros anchos de nadador consumado. Sabía de sobras que Sergio le estaba provocando y de muy mala manera, pero se sentía tan encantado por el hecho que se sometió al instante. Su pene empezaba a responder dentro de sus pantalones mientras por su cabeza desfilaban los cientos de escenarios que se había imaginado en los meses pasados.
    
    –Intenté ser… sutil. Cuando descubrí que me gustaba de verdad tú ya no parecías querer acostarte conmigo. Y cuando te pedí azotes… me ignoraste, no sé, pensé que no querías algo así conmigo o que… –se interrumpió abochornado.
    
    –¿O que qué? Dime.
    
    –Que lo había malinterpretado y tú no eras… –carraspeó y al final se lanzó– que tú no eras dominante.
    
    La sonrisa de Sergio se había vuelto juguetona y confería a su rostro una expresión ladina que no conseguía tapar la dulzura de su mirada. Iván estaba adorable, tal y como había soñado con tenerle: sumiso, dócil y complaciente. Descruzó las piernas y se inclinó hacia adelante, apoyando las manos en sus rodillas para poder mirar desde cerca al chico.
    
    –Pídemelo bien. Pídeme que te lleve a la cama y que use mis juguetes contigo. No te di esos azotes entonces porque no estaba seguro de si lo pedías sólo por el ardor del momento o si había algo más detrás de tu petición –explicó con voz suave, aunque implacable–; pero ahora tengo claro que, aunque fuera seas todo un macho, un gran atleta, un gran nadador e intentes ir de duro, en la cama sólo deseas que alguien te mantenga en tu sitio. Y ese sitio es de rodillas y a mis órdenes. Así que, adelante, pídelo bien.
    
    El pulso de Iván se había acelerado de forma increíble. Su corazón golpeteaba contra sus costillas de manera frenética y tenía una visible erección en los pantalones cortos. Ligeramente avergonzado intentó cubrirse ...
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