1. El padre de mi novio me hace una oferta


    Fecha: 24/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: VictoriaSG, Fuente: TodoRelatos

    ... planta. Que seas tan exitoso y a la vez tan atento y educado.
    
    - A mí me atrae tu juventud, tu entusiasmo, ese cuerpo perfecto y las ganas que tienes de comerte el mundo.
    
    - No es lo único que me quiero comer.
    
    Cinco segundos de silencio, de mirarnos a los ojos... y un morreo histórico. Ignacio me agarró por la cintura y me besó como nunca nadie lo había hecho. Las ganas contenidas se desataron. Yo lo agarré del pelo y él no dudó en colocar sus manos en mi culo, haciendo que mi temperatura subiera de inmediato. Siempre había imaginado algo así... y tenía que ser con él.
    
    Entre caricias y manoseos, nuestras manos solo se despistaban para ir desabrochando botones, hasta que su torso quedó descubierto y mi sujetador hizo acto de presencia. Ignacio comenzó a besarme el escote mientras yo recorría con mis dedos sus brazos musculados. Había una diferencia abismal entre su forma de poseerme y la de Gus.
    
    Aunque no eran especialmente grandes, Ignacio seguía regalando atenciones a mis pechos, así que yo misma me quité el sostén para que se los pudiera comer. Los devoró por turnos, besando, lamiendo y succionando cada uno de mis endurecidos pezones. Llegados a ese punto, solo quería saber cómo de grande era ese bulto que tenía pegado a mi cuerpo.
    
    Me di media vuelta y coloqué el culo sobre su paquete. Ignacio se volvió a aferrar a mis tetas y comenzó a besarme el cuello. Yo moví las caderas suavemente, para provocarle, y él frotó su miembro contra mi trasero. Cuando noté su imponente erección, me arrodillé para desnudarlo de cintura para abajo y liberar por fin a la bestia.
    
    Necesitaba que me follara, que me la metiera hasta el fondo, pero cuando tuve esa pedazo de polla delante de mi cara, no pude evitar llevármela a la boca. Iba a ser algo breve, pero quería darme ese gusto. Me costó incluso engullir la punta, pero no paré hasta clavarme entera esa estaca gruesa y venosa.
    
    No era necesario lubricársela, porque para entonces ya tenía el coñito empapado, pero se la cubrí de saliva. Acto seguido, me levanté, me apoyé en mi mesa y le di la espalda para que hiciese conmigo lo que quisiera. Con la gentileza que le caracterizaba, Ignacio subió mi falda, bajó mis braguitas y, tras besarme las nalgas y dar un lametón para degustar mis fluidos, me la metió.
    
    Agarrado a mis caderas, mi jefe y padre del que todavía era mi novio, comenzó a bombear con suavidad. Si tenía remordimientos por estar traicionando a su mujer y a su hijo, lo disimuló muy bien. A cada segundo aumentaba un poco más la velocidad y me acercaba al mejor orgasmo que jamás había tenido.
    
    En aquel momento agradecí más que nunca que me hubiera dado un despacho junto al suyo, tan apartados del resto. Desde mi posición, podía ver el cielo azul a través de la ventana, mientras sentía un placer indescriptible con cada empellón. Ignacio ya estaba desatado, embestía con todas sus fuerzas. Mis jugos vaginales y la violencia con la que sus huevos chocaban, conformaron la banda ...
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