A la una, a las dos, y a las tres...¡Vendida! - Relatos Eróticos

A la una, a las dos, y a las tres...¡Vendida!

... no estaban enojadas, estaban hambrientas... Gimoteaban y gemían queriendo probar, queriendo sentir los cuerpos de los hombres.

Pasamos por docenas de jaulas y todas actuaban de la misma manera, hasta que finalmente llegamos a una jaula vacía... Ni siquiera había espacio para ponerse de pie... Lo abrieron, me tiraron dentro y la cerraron con llave.

Los vi alejarse... Uno de los hombres se acercó a una chica pelirroja enjaulada y metió su polla entre los barrotes... Ella fue a probarlo y él se apartó... La escuché llorar y él solo se reía.

- ‘¿Que era esto?’, pensé asustada.

A la mañana siguiente, un hombre me despertó temprano... Abrió mi jaula y me puso un collar... A estas alturas ya sabía que, hicieran lo que hicieran conmigo, no podía defenderme físicamente... Solo tuve que resistirme a convertirme en lo que ellos querían que fuera... Tuve que aferrarme a mi dignidad tanto como pude.

Pero cada día alejaba más y más mi dignidad de mí... Creo que fueron dos años los que pasó entrenándome... Esa es mi conjetura... No tenía idea de la fecha, ni del tiempo que habría pasado.

Al principio, fueron sólo sesiones de violación constantes, donde docenas de hombres se turnaban para follarme durante todo el día... Al principio no podía soportarlo... Esos hombres eran rudos, tortuosos y, al final del día, estaba muy agotada.

Después de que se turnaron conmigo, uno tras otro, durante todo el día, mi entrenador entró, me dio una palmadita en la cabeza y dijo:

- "Buena chica."

Luego me llevó de vuelta a mi jaula.

Al principio, encontré que me dijera ‘buena chica’ era sólo la guinda del pastel, un poco de condescendencia por esta terrible tortura... Luego comencé a tolerarlo, luego a apreciarlo, luego a vivir para ello... Necesitaba su aprobación... Era todo lo que tenía.

Después de algunos meses, dejó de sacarme de mi jaula... Un día, simplemente se detuvo... No sabía por qué lo hizo ya que ni siquiera me miraba... Pasaba por mi jaula varias veces al día, pero ni siquiera me reconocía.

‘¿Por qué no me hablaba?... ¿Por qué ya no puedo ser llamada ‘buena chica?’, pensaba.

Un día, estiré la mano para agarrar su pierna con anhelo y él sonrió.

- "¿Quieres ser una buena chica?", me preguntó.

Y ese fue el final de la mujer que era.

Me preguntaba si quería que me violaran para su placer, para que pudiera observar y ver mi humillación... Me preguntaba si quería ser su puta y yo le respondía a todo:

- "Sí, señor."

Me llevó a la habitación donde los hombres me follaron... Todavía odiaba el sufrimiento que pasé, pero sabía lo que me esperaba... De hecho ahora disfruté que me follaran y humillaran... Qué extraños se corrieran por el agujero que quisieran... Qué me usaran como un objeto... Y lo hice porque sabía que así complacería a mi entrenador.

Cada día era más y más lo que me exigían... Lo que m degradaban... Me habían roto, pero ahora tenía que ser entrenada.

Tuve que aprender todos los secretos para ...