1. No me pude aguantar...


    Fecha: 22/05/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... iniciativa y, parados, frente a frente, abrazo a mi esposa para besarla con pasón profunda. Y ella, hambrienta de macho, sin resistencia alguna, le correspondió. El hombre, hábilmente, mientras la besaba, poco a poco se daba mañas para desabrochar su falda y despojarla de la prenda, desnudándola con parsimonia. De seguro sus manos ya habían visitado las nalgas de mi mujer, porque ella no se oponía para nada a tales incursiones y se dejaba llevar de él sin inconveniente.
    
    Bien pronto Otoniel la tuvo a ella, desnuda, como quizá lo había deseado desde el mismo momento en que la vio aquella noche. Ella, por el contrario, no se esmeró en hacer lo mismo, sino que se lo pidió directamente. ¿Y tú? Inquirió. ¿no te vas a quitar la ropa? Aquello hizo efecto de inmediato, porque el hombre se retiró las prendas en un santiamén, quedando desnudo, con su miembro erecto, notoriamente resplandeciente y voluminoso, frente a ella.
    
    Mi esposa tomó el control. Acuéstate, le dijo, y el obedeció. Al hacerlo, ella se recostó a su costado y, tomando con una de sus manos el pene de aquel, delicadamente procedió a llevárselo a la boca para chuparlo y chuparlo, a placer, lamiendo delicadamente la punta mientras masajeaba el tronco con sus manos. El tacto con aquel miembro masculino ciertamente la tenía excitada, porque de cuando en vez su lengua lamía con ansia el tronco y los testículos de aquel, que no creía, para nada lo que estaba pasando, y solo se limitaba a disfrutar de las caricias de mi esposa.
    
    Ella, engolosinada como estaba con aquel pene, chupaba y chupaba sin descanso, haciendo que Otoniel la alentara a continuar. ¡Qué rico lo mamas! decía, mientras agitaba sus piernas como si le pasara corriente por su cuerpo con cada movimiento de la boca de mi mujer. Ella gozaba de ver a aquel bajo su control, totalmente rendido a sus caricias. Bueno, dijo ella, deteniéndose un instante, sin dejar de masajearle el pene. Ahora te toca a ti…
    
    Otoniel se incorporó, permitiendo que ella se recostara de espaldas y, abriendo sus piernas a lado y lado, hundió su cabeza, introduciendo su lengua en el sexo de mi mujer. Muy excitada debería estar ella, porque de inmediato lanzó un gemido de placer y, colocando sus manos sobre la cabeza del hombre, le presionaba para que siguiera propiciándole aquellas chupadas que tanto placer le estaban proporcionando. Esos gemidos envalentonaron a Otoniel, quien no solo la estaba estimulando el sexo de ella con su lengua, sino que también introducía sus dedos para elevar las sensaciones.
    
    Ella gemía y gemía, pero pronto le pidió que la penetrará diciéndole que quería sentirlo adentro. Otoniel entendió la súplica y rápidamente procedió a insertar su pene dentro de la vagina de mi esposa. Lentamente la fue penetrando y me excitó muchísimo ver el rostro de ella se congestionaba a medida que ese n miembro se abría paso dentro de su cuerpo. Y ya, estando adentro de su húmeda vagina, el hombre empezó a empujar y empujar, metiendo y sacando ...
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