Un trabajo inesperado (2) - Relatos Eróticos

Un trabajo inesperado (2)

... íbamos a follar sobre la mesa! Ese será tu trabajo con las clientas, y si lo haces bien, quizás tengas recompensa además de un buen sueldo!

Me puse a vestirme otra vez colorado y ella se puso de nuevo su vestido. Cuando acabamos, salimos y bajamos hasta el parking del edificio para coger el coche de Marta. Durante la bajada me dio más explicaciones.

- Nosotros proporcionarnos un servicio discreto de sexo camuflado con la decoración. A las casas de esta gente no entra cualquiera, y menos chicos jóvenes como tú. Estás mujeres viven muy bien acomodadas con el dinero que ganan sus maridos y por nada del mundo querrían perder ese status. No solo las conozco a ellas, también conozco a sus maridos para que se sientan confiados con mi presencia sin sospechar nada. Como entenderás, la discreción absoluta es una de las cosas más importantes.

Me ofreció las llaves para que condujera yo, y me indicó el camino a seguir.

- Vamos a ver a Rita Garmendia. Tiene sesenta y cinco años y está forrada de pasta, y también de operaciones. Cambió parte de la decoración hace un mes, pero la he llamado para decirla que tenía un empleado nuevo y me ha sugerido que fuéramos a ver una de las salas de su amplia casa. Está casada, como la mayoría, pero su marido apenas pisa la casa y se siente sola y aburrida que es algo muy generalizado en este tipo de mujeres.

Yo conducía totalmente callado, realmente sentía que todo aquello me superaba. Una cosa era follarme a las conocidas de media vida del barrio y otra muy distinta era esto. Me precipitaba hacia una casa y me iba a follar a una señora de alto standing que no conocía de nada, o por lo menos eso era lo que suponía después de la conversación con Marta. El problema era que no sabía por dónde empezar.

- Y que hago cuando lleguemos? – le pregunté como un verdadero pardillo.

- Tu sonríe y muévete con la elegancia que seas capaz. Yo hablaré y dejaré todo preparado antes de irme. Como te digo, solo sonríe y mírala con deseo descaradamente. Sólo habla si ella te lo pide. Si te acaricia, muéstrate cariñoso, y si finalmente le gustas y quiere follar te diré que le gusta que la empotren con ganas!

- Como sabe lo que le gusta?

- Mi anterior ayudante me informaba de todo con detalle, y espero que tú hagas lo mismo. Es la base del negocio, saber lo que le gusta a cada una.

- Yo me iré porque necesitaréis intimidad. Volveré en un par de horas en las que espero que te portes y la dejes satisfecha. En eso consiste tu trabajo. Una cosa más, procura que cuando te la folles sea en el salón!

Eso último no lo entendía muy bien. Por qué tenía que ser en el salón con lo grande que era la casa? Pero tampoco la repliqué, la que conocía el negocio era ella.

Entramos en una urbanización con vallas de piedra a ambos lados de la calle. Tenían más de dos metros de alto, y parecían interminables. Finalmente llegamos a una de las verjas que daba acceso a una de las casas y gire para quedarme frente a ella. Al momento la ...