Un trabajo inesperado (2) - Relatos Eróticos

Un trabajo inesperado (2)

... nadie en media hora!

Dijo sin apenas volverse con su mirada clavada en mis ojos. Realmente me imponía. Por un momento pensé que esa mujer era capaz de dominar a cualquier hombre, y por supuesto a mi. Era alta, y aunque delgada marcaba perfectamente unas curvas que atrapaban la mirada. Dos bonitas tetas, que aunque no eran grandes, si que marcaban un abultamiento excitante bajo su ajustado vestido. Un vestido oscuro hasta las rodillas con una raja lateral que dejaba ver un estupendo muslo bronceado.

- Creo que te servirá la ropa del chico anterior! – comentó yéndose hasta un armario que había en un lateral y abriendo la puerta para mostrarme los trajes que había colgados.

Fue pasando la mano entre ellos hasta que se paró en uno de los más discretos. Típico azul marino con camisa clara de un tono azulado.

- Este te vendrá bien para la visita de hoy!

Me quedé mirándola algo pasmado sin saber que hacer.

- Vamos, a que esperas? Póntelo?

- Aquí?

- Claro! Siempre te cambiaras aquí. Esto solo es para el trabajo! Además, necesito inspeccionarte por dentro! – sonrió maléficamente.

Me fui hasta el armario con las mejillas ardiendo. Nunca pensé que desnudarme delante de una mujer me podría poner colorado, pero estaba ocurriendo.

Me quité la camiseta y los pantalones y me quedé en calzoncillos. Sin cortarse pasó la mano por mi pecho, supongo que admirando mis pectorales que no estaban nada mal. Fui a ponerme la camisa a toda prisa pero me paró. Bajo la mano por mi pecho hasta llegar a los bóxer y comenzó a pasar la mano sobre la tela sintiendo mi amorcillada polla.

- Parece que esto está en reposo! – dijo sin cortarse. - Espera un momento que necesito inspeccionarlo en otro estado!

Se fue hacia la puerta y giró el pomo para echar el pestillo. Después se fue hacia la silla que había en el lado de la mesa donde se sentaban las visitas y se bajó la cremallera lateral del vestido. En un momento movió los hombros y la fina tela escurrió por su cuerpo hasta caer al suelo. Su esbelto cuerpo quedó al aire, tan solo cubierto por la fina y delicada ropa interior. Sentí un subidón al ver sus deliciosas curvas al natural. No sé si estaba operada de algo, pero todo en su cuerpo parecía perfecto. Sus tetas, sus muslos, sus caderas, sus largas piernas adornadas por unos altos tacones de aguja, vamos, que mi polla dio su primer respingo desde que había entrado en esa sala.

Se acercó hasta mí, y después de acariciar de nuevo mi pecho volvió a pasar la mano sobre mis bóxer que comenzaban a abultarse. No tuvo que accionar demasiado. A los pocos segundos mi polla quería reventar los calzoncillos. Tiro de ellos levemente, pero lo suficiente para que saliera completamente erecta con los huevos adornándola como un cañón.

- Ummm, esto está muy bien! Creo que les gustará más que la anterior! – dijo con sonrisa perversa acariciando mis huevos.

- Vamos, ya puedes vestirte!

- Ya? – pregunté con incredulidad.

- Claro! Que pensabas, que ...