¿Un sueño hecho realidad? (10) - Relatos Eróticos

¿Un sueño hecho realidad? (10)

... en señal de felicidad y se apretó la cola de caballo—. Mi hermano me ha chivado que hay una coincidencia.

Se levantó de la mesa, abrió un cajón en la península de la cocina y sacó un papel doblado que protegió como si fueran diamantes hasta volver a sentarse.

—El cabrón está fichado y ya le están pisando los talones. Se llama Edson Lopes, nació en Brasil pero vino a España de niño y…

—Para, para… No es él. Me abrió la puerta del portal el primer día, antes de que... pasara todo lo que se supone que pasó. —Tragó saliva—. Se llama Samuel.

—Y Manu, y Fito... Todas identidades falsas. El tío que se hace pasar por su novio le falsifica la documentación. Nunca está mucho tiempo en un sitio. —Desdobló el papel y puso voz de retahíla policial—: Edson Lopes llegó a España a corta edad, hijo de padre desconocido. Su madre tuvo toda clase de trabajos, incluyendo ese que estás pensando: fue puta y uno de sus chulos acabó siendo su pareja. La maltrataba y apareció muerto por exceso de barbitúricos. En su momento se dijo que fue suicidio, pero ahora la policía cree que Edson pudo haberlo matado cuando tenía 17 o 18 años. Justo desde ese momento, empieza su historial delictivo y su cambio de residencia. Drogas, tráfico de sustancias en gimnasios. Hay otras tres denuncias por sumisión química a mujeres,mismo modus operandi,ciudades distintas. Y las que habrá dejado por el camino y no han denunciado…

—Dios… Saber que no soy la única supone un consuelo extraño pero, eso no borra lo que sucedió.

—Cierto Oli, pero solo tú has aportado ADN suyo. El tío se confió y la cagó. A un precio muy alto, pero la cagó. Tiene que estar al caer.

La última frase de Paula durante la comida resonaba en su cabeza, ya en su adosado, mientras terminaba de pasar la batidora a las verduras. Dos lomos de salmón se ponían a punto en el horno. Entretenerse con la cena la relajó lo suficiente como para estar centrada por primera vez desde aquella aciaga visita a Óscar y Sandra. Eran las 20:30 cuando Antonio iluminó la cocina con su sonrisa, su camisa de rayas y su pantalón de pinzas.

—¡Qué bien huele! —La rodeó por la cintura y buscó sus labios con hambre—. Tenía ganas de verte.

—Y yo a ti, amor… —Le dio un pico tierno.

—Pues no lo parece: este beso no es de novia. —Arqueó las cejas.

—He hecho crema de verduras y pescado. —Oli le dio un morreo bien dado acariciándole el culo—. ¿Así mejor?

—Mucho más novia, sí, aunque ya sé que la palabrita no te gusta. Si no fuera de mala educación dejar enfriar esas delicias, usaría la mesa para un polvo rapidito antes de cenar. —Rio.

—Con ropa de oficina estás muy guapo, pero veo que sigues igual de cochino.

—Pues estás muy equivocada, Oliva Suárez. —Le tocó la punta de la nariz—. En el trabajo tengo fama de serio y rarito.

—¿Les has hecho un chiste alemán de los que le gustaban a Markus?

Antonio dejó escapar una carcajada.

—En dos meses han intentado ligarme varias becarias y una ingeniera junior. A todas ...