1. Un delicioso día de playa con mi ex suegra


    Fecha: 16/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... comenzó a sonar música lenta. En la zona donde estábamos había un ambiente muy íntimo—. Pues jovencito, si tanto te gustan las señoras maduras, vamos a bailar.
    
    No me dejó opción, me cogió de la mano y me llevó sobre la tarima de madera del chiringuito. El vino nos había liberado con nuestras confesiones. Se entregó en mis brazos. Le di la mano, juntamos las caras, y los cuerpos. La música me proporcionó la excusa para tocarla y abrazarla. Se la veía radiante. La hice girarse sobre sí, abriendo su pareo hasta mostrar las piernas, y abriendo su boca hasta mostrar una dentadura perfecta, sonriente. Debió notar que volvió a provocar mi erección, porque se soltó y fue a tomar su copa
    
    —Ahora no puedes alegar que te ha provocado mi pecho —soltó con un mohín de mujer fatal, cuando nos sentamos de nuevo, dándome un leve piquito en los labios. Ante mi sonrisa, exclamó—. ¡No te rías! Me apetecía corresponder a la expresividad de tu cuerpo.
    
    Había bebido más de lo normal, pero estaba razonablemente serena y supuse que era una forma de picarme.
    
    —No he podido evitarlo Julia —traté de excusarme.
    
    —Pssss. Calla. Me siento halagada de provocarlo, es lo más natural. Desgraciadamente, a los señores de mi edad, ni con pastilla azul se les provoca.
    
    —Y que sepas, que no es tu pecho lo que más me llama la atención de ti —Esa noche era una auténtica diva.
    
    —¿Qué es lo que más te gusta?
    
    —Tu clase. Y esta noche, tu valentía—. Sonreí suponiendo que esa noche doblaría sus defensas.
    
    —¿Valentía? Yo diría cobardía.
    
    Le ofrecí su copa, para brindar. Yo, desinhibido del todo, buscaba el contacto físico que ella no rechazó.
    
    —Porque venzas esa cobardía —choqué mi copa con la suya.
    
    Se quedó pensativa después de brindar. La noche no podía ser más agradable, cada minuto nos sentíamos más cerca. Eran las once.
    
    —¿Crees que recibiremos alguna señal del universo antes de las doce? —suspiró.
    
    —No lo sé, pero mientras esperamos, ¿Te apetece un paseo por la orilla del mar? Esta zona está muy protegida, y no habrá nadie a esta hora.
    
    Le di la mano y comenzamos a pasear en dirección hacia una zona de rocas al final de la playa. Que sencillo era ser feliz. La luna, el mar y una persona maravillosa al lado.
    
    —Aún me pregunto qué haces aquí conmigo en lugar de salir a cenar con la Caty de turno.
    
    —Estoy donde quiero estar. Y te aseguro que no hay Caty ni mujer alguna que se te pueda comparar esta noche.
    
    —Esta tarde, cuando me quedé dormida en la hamaca, soñé contigo —dijo mientras caminábamos, sin mirarme.
    
    —¿Qué soñaste?
    
    —Soñé que me acompañabas a la fiesta a la que me habían invitado y que, al regresar, te ofrecía una copa en casa.
    
    —¿Y?
    
    —Sucedía algo parecido a lo que sucede esta noche. Bebíamos, nos reíamos …
    
    —¿Y? —Tenía que forzar la situación.
    
    —Querías seducirme —alcanzó a decir en voz baja.
    
    —¿Y lo conseguí?
    
    —Sí —Ante mi expresión sonriente, se incomodó—. Por eso en el agua, di un paso, mostré mi pecho, me dejé besar, me ...
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