1. Un delicioso día de playa con mi ex suegra


    Fecha: 16/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Juan, Fuente: TodoRelatos

    ... había visto bailar nunca! —le dije.
    
    —Estoy cambiando en muchas cosas. Me encanta que me hayas convencido para venir.
    
    —Te veo totalmente integrada, olvidándote de colores de piel, o diferencias de edad.
    
    —El amor, o simplemente el sexo, debería ser más abierto de lo que solemos hacer. Deberíamos ampliar el concepto edad, género, raza …—Me pareció una declaración de una sinceridad brutal.
    
    —Tienes toda la razón —Y tratando de quitar seriedad a su confesión, añadí—: Y si me descuido, me quedo sin pareja.
    
    —¿Y esa rubita que te sonreía bailando? —respondió confirmándome que tampoco me quitaba ojo.
    
    Después de bailar nos unimos a bañarnos con ellos, de los que procuré alejarme unos metros dentro del mar. Las chicas hacían todas top less.
    
    —¿Te animas tú? —pregunté con manifiesta cara de esperar que aceptara.
    
    Sin decir nada, levantó sus brazos invitándome a quitárselo. Me acerqué a ella, deshice el nudo del cordón de su top y, con suavidad, lo desprendí de su pecho, dejando a la vista, medio sumergidas, las dos tetas más bonitas que había visto en mucho tiempo.
    
    Se abrazó a mí, como si pretendiera ocultarlas tras mi pecho.
    
    —Tendría que cobrarte por verlas. Me costó 3,000 euros la operación.
    
    Pensando que debía acelerar si quería cumplir mi plan de follármela, me atreví a besarla por el cuello, acariciándole su cara, mientras apretaba distraídamente mi polla contra su pelvis.
    
    —Por favor Marcos …
    
    Sin mostrar enfado se separó ligeramente y, a modo de recompensa, me dejó unos segundos de labios compartidos.
    
    Salimos del agua, para contemplar la puesta de sol desde el chiringuito, con nuevas parejas de chicas y chicos que habían llegado, y que no querían perderse ese espectáculo de colores que forma el sol con el horizonte cuando se despide de nosotros hasta el próximo día.
    
    —Me gusta este momento —dijo cerrando sus ojos, en un intento de saborearlo.
    
    —Si un atardecer no te produce ninguna sensación, es que no tienes sensibilidad —sonreí de mi tontería.
    
    —Me gusta mucho un hombre sensible … y culto. Se nota que lees —añadió.
    
    Alargamos la tarde, como si ninguno de los dos tuviera ganas de marcharse.
    
    —Lo estoy pasando muy bien —me dijo—. ¿Qué vas a hacer luego?
    
    —No tengo plan. Y si lo tuviera, no sería mejor que seguir contigo … si te apetece —respondí dudando de qué pensaría ella.
    
    —Puedo preparar una cenita ligera en casa. Pero no quisiera estropearte la noche.
    
    —Te propongo otra cosa. El grupo con el que hemos bailado va a hacer una fiesta playera celebrando que hay luna llena, con bailoteo y picoteo. ¿Nos apuntamos?
    
    —¿Seguro que no te estropeo nada? ¡Por mi genial!
    
    —Bueno, tenía una cita con una rubia de veinte cinco años, pero en este momento, no la cambio por estar aquí con una mujer como tú.
    
    Me dio un suave manotazo, a modo de respuesta, lo que aproveché para atraerla cogiéndola ese mano, y dejarle otro ligero beso que no eludió.
    
    —¿Ves aquella estrella? —Y aprovechando que seguía sin ...
«12...456...11»