1. Aventura con la veinteañera del gimnasio (Parte I)


    Fecha: 05/05/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Escriba de todo, Fuente: CuentoRelatos

    ... joven debía ser una delicia, pero decidido a no sucumbir la di un beso mientras la pasaba su vestido y me subía los pantalones.
    
    — Ahora no, mi regalo de navidad era la mamada. El tuyo será que te folle como la puta que eres. Tengo que salir de viaje de negocios después del día uno. Del dos al cinco. Si tienes vacaciones y puedes venir, te follaré esos días. Hasta podemos organizar algo especial.
    
    — Les tengo libres. Súbeme la cremallera.
    
    Iba a obedecer cuando vi el largo del abrigo, apenas un dedo por debajo del vestido. Con una sonrisa salvaje me pregunté si se atrevería a lo que se me acababa de ocurrir. Sosteniendo su delicada cintura la quité de nuevo la prenda y acaricié sus pechos por detrás, frotando sus pezones cubiertos de restos secos de semen y saliva. La puse el abrigo y haciendo una bola con el vestido conseguí embutirlo malamente en una bolsa de la compra que siempre llevaba conmigo para no tener que pagar las del supermercado.
    
    — ¿Te atreves a ir así?
    
    Con una sonrisa de suficiencia se atusó el pelo y se lavó la cara en uno de los lavabos. Salió pavoneándose y yo la seguí como un perrito faldero. Antes de sentarnos en nuestro banco de siempre se abrió el abrigo y yo la saqué fotos mientras ella posaba como la diosa fitness que era. Con los botines, las medias, el cuerpo con restos de sexo y desnuda salvo por el abrigo me había vuelto a poner firme. Me acerqué a ella y atando las mangas del abrigo la impedí taparse. A bajo cero era un castigo cruel debido al frío, pero su calentura bastó para que lo soportase mientras la toqueteaba y mordía esas gloriosas tetas. Finalmente la hice la última foto y la dejé cubrirse de nuevo. Se sentó sonriente sobre mi y abracé su delicado cuerpo contra el mío.
    
    — Vas a necesitar vestuario adecuado para el viaje. Mañana te llevaré de compras. Pasaré a por ti a las siete, ¿de acuerdo?
    
    — Tengo ropa, no es necesario que me compres nada.
    
    — Lo sé, nena. Pero te la compraré de todos modos. No sabes cuántas ganas tengo de verte vestida como la puta que eres.
    
    Pasamos un rato más de relax en el parque antes de que la dejase de nuevo en su casa. Al volver a la mía vi el vídeo completo mientras me duchaba, permitiéndome un señor pajazo en honor de Nuria. Que una chica como esa estuviera colada por mi y tuviese mi mismo nivel de deseo me parecía increíble, pero no iba a cuestionarlo.
    
    Al día siguiente me encargué de comprar los regalos para reyes con mi esposa por la mañana. Comimos fuera disfrutando de los escasos días de vacaciones que teníamos los dos en común y por la tarde ella fue a visitar a sus amigas. Las cosas entre nosotros eran perfectas, no sospechaba nada y realmente yo no sentía remordimientos, puesto que lo que yo tenía con Nuria era para mi algo meramente físico. Sin embargo, preferí no correr riesgos y protegí los vídeos, fotos y audios dentro del teléfono. Además, escondí las conversaciones con Nuria. Antes de pasar a por ella habíamos estado mandándonos mensajes como ...