El Niñero Perfecto – Capítulo 02 - Relatos Eróticos

El Niñero Perfecto – Capítulo 02

... inocencia, completa inocencia, ese culito nunca fue tocado por otros, al menos eso creo, para comprobar abrí su culote y ante mí apareció su lindo, hermoso y muy pequeño hoyito, definitivamente muy pequeño, completamente virgen.

Le di una lamida tentativa y su sabor explotó en mi boca, me puse como loco a devorar tan rico manjar, chupé y chupé hasta dejarlo lleno de babas, completamente húmedo y listo para recibir su primero dedo.

Después de forzar el primer dedo con mucho esfuerzo, jugué con este dentro de su culito apretado, tan apretado, tan rico, seguramente iba a disfrutarlo mucho y así fue, el primero siguió al segundo, sentí como se estiraba su ano alrededor, forzándose por expandirse, por abrirse a mí y tomarme, pero aun así muy apretado para hacerlo, su linda flor ya se estaba abriendo pero seguía apretando, lo estaba disfrutando y demasiado, expectante de cómo será abrirle el agujerito con mi gruesa verga, siendo su primero seguramente le dolerá, más que seguro que lo romperé y por supuesto que disfrutaré cada maldito segundo.

Cuando llegó a acoplarse a mis dos dedos, le metí el tercero, por más saliva que usara, no permitía mi entrada, no quedó de otra que hacerlo a fuerza y empezar a joder ese maldito hueco como se lo merece, con verdadera fuerza y lujuria, dando todo de mí para abrirlo al máximo. Necesitaba estar más cómodo para mi labor, así que lo giré abrí sus piernas y lo puse en misionero, cuando terminé de forzar el tercer dedo, abrió los ojos, parece que el dolor lo hizo regresar en sí, cuando lo hizo lo primero que vio fue mi rostro de satisfacción al estar jodiéndolo con mis dedos, simplemente se espantó al sentir mis dedos dentro de él.

A pesar del gemido que se le escapó apretó su culo para no dejarme entrar, esa es una decisión que va a lamentar muy pronto, porque ya perdió la opción del lubricante que se encuentra en nuestro cuarto, ahora está perdiendo la oportunidad de una preparación más adecuada, quería hacérselo con un poco de cariño, pero a la perra le gusta lo rudo.

Le di un fuerte puñetazo en el estómago y aflojó el culo, saqué mis dedos y escupí mi polla, no es muy larga, lo normal, solo 18 cm, pero es tan gruesa que he desgarrado a demasiadas personas, así que decir que al metérsela sentirá un fuerte dolor, es poco, creo que preferiría morir.

Alineé mi polla a su agujero y traté de entrar, mi gruesa cabeza de hongo no pudo traspasar su primer anillo, traté de forzar un poco más y Dash gritó de dolor por la fallida intrusión, no sé de qué se queja el puto de mierda si todavía no se la he metido, por lo tanto tenía que suavizarlo un poco más y nada para aflojar el cuerpo como unos buenos golpes.

Me di gusto golpeándolo a puño cerrado el estómago y en sus laterales, fueron unos poco golpes, pero eso sí, un poco más fuertes de los que les había dado hasta el momento, con lo delicado que ha sido toda su vida, 5 puñetazos y ya estaba con el cuerpo completamente suelto.

Volví a llenar de saliva ...