1. Anhel gusta del oral, le fascina el anal, le encanta follar


    Fecha: 02/05/2019, Categorías: Anal Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... espasmo literalmente en sus muslos y solo me dijo: -oh, Dios mío… que rica corrida me estás sacando. – Aceleré un poco el ritmo y Anhel solo gemía y parecía que lloraba y poco a poco aquello se calmó hasta segundos después me pedía que la siguiera culeando que sentía venirse otra vez más. Estuvimos así con un ritmo semi lento y solo subía el ritmo cuando Anhel vivía un nuevo orgasmo. En total le conté cinco en término de unos 10 a 15 minutos y creo que pudo haber obtenido más, pero en ese quinto le dejé ir mi segunda corrida, que al igual que ella, fue tan potente que mis piernas me temblaron.
    
    Nunca le pregunté sí aquella había sido su primera vez que le rompían su concha y ojete, solo me quedé con la duda de ver ese sangrado en ambos orificios. Por ese tiempo cogíamos a cada semana cuando regresaba a casa de la universidad y eran cogidas que terminábamos sin energía ya para el domingo en la tarde. Esta chica era tan liberal que no se escondía de su madre, bueno, también ya era mayor de edad aunque todavía vivía en el techo provisto por su madre. Quizá pasamos follando de esta manera por unos seis meses y todo comenzó a disminuir porque creo que su madre comenzó a aconsejarla y un día menos pensado de una forma indirecta me confrontó su madre cuando yo salía al jardín frontal de mi casa.
    
    -Sr. Zena… ¿puedo tener un minuto con usted?
    
    -Dígame… ¿en algo que le pueda ayudar?
    
    -Bueno, voy a ser directo con usted, pues usted ya es un hombre mayor y con experiencia. Se trata de Anhel y usted… ¿Cuáles son sus verdaderas intenciones?
    
    -Disculpe Sra. Hill, no entiendo su pregunta. Anhel y yo solo somos unos simples amigos. Ella me pide ayuda en su clase de español y yo estoy dispuesto en ayudarla.
    
    -Usted ya es un hombre de mucha experiencia y mi hija apenas tiene 18 años. Sé lo que está pasando… no me haga sentir ingenua.
    
    -Sra. Hill… si usted sabe lo que está pasando, ¿por qué habla conmigo? En todo caso su hija es ya mayor de edad y no soy yo quien invade su casa.
    
    La plática terminó con un tono agrio y desde entonces los encuentros se fueron disminuyendo. No pensé que se tratara de la influencia de su madre y más bien dada su edad y su ambiente, lo más probable estaba experimentando lo mismo con alguien más y esos gemidos y esas corridas estaban pasando en otro lugar y en otra cama. La verdad que a esta chica le gustaba mamar, le encantaba que le diera por el trasero, le fascinaba en sí follar y no creía que le podría poner pausa a esos impulsos a esta edad de su vida. Su madre sigue viviendo en la misma casa y yo la recuerdo en mi cama cada vez que veo esa tanga azul que me dejó de recuerdo, al igual que otras prendas que nunca se llevó de los buró de mi habitación.
    
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