El Profesor Fernando 3 - Relatos Eróticos

El Profesor Fernando 3

... cada uno. Claro que sí, yo te dejaré ropa. –Kike me guiñó un ojo-.

Entré en aquel piso tal como mi compañero de clase me dijo y llegamos hasta su habitación sin ser vistos. Ni Fernando ni el otro compañero de piso parecían estar levantados y pude seguir a Kike sin problemas. Una vez allí me tranquilicé, pues Fernando estaba a dos habitaciones de nosotros, y sin embargo yo no estaba en la habitación de él, sino en la de su hermano.

La situación me parecía morbosa. Kike me había follado debido al pedo que llevábamos, no porque nos gustáramos. El alcohol y el morbo habían hecho que aquella noche varios tíos se entretuvieran conmigo y Kike se había puesto caliente y se dejó llevar al igual que yo. Estuve pensando en Fernando mientras me duchaba, no entendía por qué me había dejado llevar tan lejos hacía apenas unas horas, y me puse caliente en aquel momento. No recordaba bien si me había corrido una o muchas veces mientras me follaban en los servicios públicos, pero tenía el rabo en aquel momento bien duro.

Dudé en cascármela, pero no lo hice y terminé de ducharme. Me sequé y me puse la ropa que Kike me había dejado y vi que él ya estaba metido en su cama.

Esta estaba pegada a una pared y él estaba en el lugar más cercano, dejándome a mí el lado libre, así que me senté, me tumbé y me arropé con las sábanas.

Kike quedaba detrás de mí, en la misma posición, por lo que no tardó en abrazarme por detrás y pegar primero su pecho a mi espalda, y luego su polla a mi culo. Yo no dije nada, me dejé hacer aunque sabía que aquello no era lo correcto. En apenas unos minutos noté el rabo duro de Kike pegado en mi culo, y cuando me di cuenta ya estaba acariciando mi esfínter con su prepucio y mojándolo con saliva y con sus dedos, hasta que me metió el capullo y empezó a deslizar su rabo poco a poco dentro de mi recto. Empezó un suave vaivén, tan relajante y gustoso que me hizo olvidarme de todo.

Todo el tiempo fue así, deslizando su polla dentro y fuera de mi culo suavemente. A veces la sacaba entera y la volvía a meter despacito, haciéndome notar su prepucio mientras entraba y se deslizaba dentro de mí, hasta que su pubis chocaba con mis glúteos y volvía a deslizarla hacia afuera con suavidad. Su rabo era ligeramente más largo que el de su hermano Fer y cada vez que me la introducía notaba como entraba centímetro a centímetro a través de mi recto y hacía que yo gozara por aquella sensación. La notaba entera entrar y salir.

Kike tenía la polla más larga aún que incluso Fernando, pero era más delgada, por lo que el suave bombeo hizo que me corriera sin tocarme. Imaginé en ese momento que me daba en el punto g de los tíos, pues yo solo y por mí mismo nunca me había llegado a tocar ni con dildos ni con juguetes, sin embargo los dos hermanos lo habían logrado a la primera cada uno. Tras más de media hora disfrutando de su abrazo, de sus metidas, y de sus besos en mi cuello, Kike se corrió de nuevo dentro de mí. Esta vez me agarró fuerte del pecho y ...