Mi Vecino maduro me convirtió en su puta - Parte 5 - Relatos Eróticos

Mi Vecino maduro me convirtió en su puta - Parte 5

... mí.

Ginés, estuvo así un par de minutos. Tal vez, tres.

Al poco…le vi que se “separaba” un poco de mí. Se sujetaba su miembro con su mano derecha, presionando fuere. Mirando a Jaime, preguntó.

No termino de decirlo…y unos abundantes chorros salieron de aquel miembro pequeño y peludo.

Dos de ellos, fueron a parar a mi mejilla derecha, abundantes. Un tercero, con menor cantidad, resbaló por mi barbilla.

El resto, apenas fueron hilillos que Ginés se encargó de rrestregarme por la mejilla que había quedado libre.

Cuando terminó se dejó caer sobre la silla que había ocupado durante la partida. Casi la rompe.

Miré a Agustín. Me sonrió.

¿Hacer el amor?, ¿Había dicho eso?, ¿No había dico follar, ni reventar, ni empotrar, verdad?. Me pregunté qué hacía ese hombre tan fino, con mi vecino o con Ginés.

Me cogió de la mano y me ayudó a levantarme. Incluso, me ofreció un Kleenex ante las protestas de un derrengado Ginés.

Después se sentó en la silla que había ocupado durante la partida y me dijo.

¿Cielo?, ¿Había dicho eso?

Me senté a horcajadas clavándome ese miembro fino y largo. Bueno…tampoco demasiado. Aunque comparada con la de Ginés o incluso la de Jaime, era larga.

No tanto como los 17 cm de mi chico. Pero no estaba mal.

Fuera como fuera, la verdad, me daba igual. Lo que me importaba. Lo que de verdad quería era sentirme usada. Alquilada.

Tan excitada como estaba…aumenté el ritmo. Mi culo, saltaba sobre aquel miembro….Joder…casi me corro yo misma….no lo hice…aún no sé ni como.

Aunque sí recuerdo que gemí, y debí de hacerlo bastante alto, porque Jaime, de nuevo, a carcajadas le dijo a Julio:

Me preguntaba qué querría decir aquel viejo, calvo y enooooormemente gordo. Unas palabras de Agustín, me sacaron de mis pensamientos.

Joder, ¿me lo está preguntando?, ¿en serio?. Decidí que, como respuesta, no iba a hacerle nada. Me arrodillé ante él…abriendo mi boca.

Noté como él..dirijo aquel miembro fino hacía mi boca..introduciéndolo, con cuidado. Como el que teme romper un lienzo sagrado al tocarlo.

Caray!!!! Lo que salió de ahí. Qué barbaridad!!!! Apenas pude contenerlo en mi boca.

Le miré a los ojos…abriendo la boca….para que comprobase que su néctar estaba en mi boca. Miré a un lado y a otro, pregúntandome donde podía escupir aquello.

Como adivinándome el pensamiento, Agustín rebuscó entre sus pantalones (que estaban en el suelo), sacó un Kleenex, y me lo ofreció, amable.

Lo cogí y escupí en él. Recuerdo que Agustín y que me susurro un:

Ese momento, excitnte y tal vez un poco “cursi” fue interrumpido por Jaime.

Pensé que hay se había acabado esa noche increíble. Yo aun no me había corrido. Pero me daba igual. Me lo había pasado genial. La mejor noche de mi vida.

Pero. Un momento. Cuando Jaime me asió del brazo en la puerta de la bodga, me había dicho que quería 500 euros, como mínimo.

Ya había conseguido 50, de la partida. Más 100 de Agustín y 100 del dueño del bar, Gines. Lo que ...