Mi Vecino maduro me convirtió en su puta - Parte 5 - Relatos Eróticos

Mi Vecino maduro me convirtió en su puta - Parte 5

... añadir que mi culo, e incluso pechos fueron manoseados a placer y por invitación de Jaime, varias veces.

El resultado, fue demoledor. La pareja compuesta por Jaime – Julio ganó tres a cero a la formada por Ginés y Agustín.

Al término de la última partida, pasó algo, que jamás olvidaré.

Mientras mi vecino contaba el dinero y lo repartía con Julio, dijo.

El silencio, inundó la mesa. Jaime, se guardó los 50 euros de premio en su cartera. Sin mirar a los otros. Ni a mí.

Bueno, sobre la mesa, duraron poco. Jaime los recogió en segundos.

Yo, más exictada que nunca…me dirigí a Agustín, sin saber muy bien..como empezar aquello. No hizo falta. Al ponerme frente a él, aquel hombre, alto, me agarró de la cintura…atrayéndome hacia él.

Me besó. Con pasión. Como si hiciera siglos que no besaba a nadie. Mis manos, como llevadas por un súbito movimiento se fueron a su pecho, acariciándole.

De repente, escuché la voz del dueño del bar.

Supongo que depositaría los 100 euros en la mesa (no pude verlo) porque enseguida sus manos se lanzaron a mi culo.

Yo me sentía como la loncha de queso en un sándwich. Aquellos dos hombres, me sobaban por todas partes. Sus manos, sus lenguas, iban y venían como querían por mi cuerpo.

No sé en qué momento mi blusa colegial se desprendió de mi cuerpo. Solo sé que, a los pocos minutos mis pechitos, estaban fuera y eran objeto de lamidas y chupadas intensos.

Ellos, se apartaron un poco, para desnudarse.

Me fijé en que Jaime, sentado en otra mesa, al lado de Julio, me miraba. Mi vecino, se levantó de su silla, y dirigiéndose a mi, digjo:

“Demuestra lo puta que eres”. Aquellas palabras retumbaron en mis oídos. Como impulsada por un resorte…me puse de rodillas, en medio de Ginés y Agustin. Me fijé en sus miembros.

El de Agustín era muy fino. De tamaño medio. Un miembro del montón. Ni grande ni pequeño. Con poco vello púbico.

El de Ginés era, justo, todo lo contrario. Un pene pequeño. Demasiado pequeño. Pero grueso. Y rodeado por una enorme cantidad de vello. No sé muy bien por qué, pensé que sería como un fino arbusto en un bosque agreste de árboles gigantes. Ginés se había desnudado por completo. Todo él...era una bola de pelo. Como un oso, pero en hombre.

Cogí sus miembros con las manos..y empecé a lamerlas, mirándoles a los ojos. Alternando. Ahora, el miembro de Agustín. Ahora, el de Ginés.

Enseguida, el dueño del bar, me cogió la nuca..y empezó a, literalmente, follarme la boca. Yo pensaba que moría. Del placer. Del gusto.

Sus embestidas eran salvajes, brutales. En las paredes del bar, resonaba con fuerza, como un eco, el "CLOC CLOC" de sus velludos testículos golpeando mi barbilla.

Agustín, elegante, esperaba su turno.

Jaime y Julio, sentados, reían y comentaban. En un momento, Julio, dijo.

Ginés…resoplaba. Yo de vez en cuando, trataba de mirarle a los ojos. Pero una barriga grande y enormemente velluda, me tapaba.

Aquel miembro, pequeño, no era problema para ...