1. En la cama con mi madre


    Fecha: 01/05/2019, Categorías: Incesto Autor: Jhon, Fuente: TodoRelatos

    ... vestida con un sexual vestido de seda de color negro, que le llegaba pocos centímetros por debajo de las nalgas, pues era uno de esos sensuales vestidos que sé utilizaban a la hora de dormir, o para excitar a los hombres cuando se va a tener sexo.
    
    - Buenos días – La saludé dejando un pequeño beso sobre sus labios.
    
    - Buenos días. Ahí hay esta tu comida, y también hay café y leche para que lo prepares a tú gustó, pero cepíllate los dientes – Me indicó indiferente a mi beso.
    
    - Mamá, lo de anoche – Comencé a decirle mientras comía después haber ido al baño y haber hecho todo lo que tenía que hacer.
    
    - Lo dé anoche no importa, es decir, lo de anoche fue grandioso, pero es algo dé lo que no tenemos por qué hablar, ni siquiera mencionar – Explicó sentada en la sala conmigo.
    
    - ¿Sí fue grandioso, porque no importa? ¿Por qué no podemos mencionar lo ocurrido? – Cuestioné dando un sorbo a mi tasa de café con leche, que tomaba bien dulce y con mucha leche, ya que no me gustaba el café negro como a mi madre.
    
    - Hijo, eso ya lo sabes. El incesto es algo que no sé debe hacer – Dijo mirándome algo molesta.
    
    - Sí, eso dicen… pero lo hicimos – Contesté con una sonrisa cómplice e irreverente, asiéndola sonreír.
    
    - Sí, lo hicimos – Acepto permitiendo que se dibujara una leve sonrisa en sus labios, y quedando en silencio durante unos segundos – Lo hicimos, y me gustó mucho.
    
    - Eso ya losé mamá. Tus gemidos podrían haber sido fingidos, cosa que dudo, pero tus fluidos no mienten – Dije en voz baja con una gran sonrisa y causando que mi mamá sé riera.
    
    - ¡¿Tú no tienes cosas que hacer?! – Me preguntó sonriendo más relajada.
    
    - Sí, tengo que ir a estudiar – conteste terminando de desayunar.
    
    Antes de salir de casa rumbo a clases, voy a despedirme de mi madre dándole un beso en los labios creyendo que estaba ves sí lo recebaría con gusto, pero a escasos centímetros dé sus labios, me detienen preguntándome que hago, y me dice que no confunda, porque el hecho de que haya aceptado que le gustó mucho follar conmigo, no cambia el hecho de que no debió ocurrir y que no se volverá a repetir. Algo desilusionado por su reacción a mi intento fallido de besarla, y su rotunda negativa a repetir nuestra faena de sexo, sin siquiera yo haberlo insinuado o sugerido, salí de casa camino a clases.
    
    A mis diecisiete años, teniendo las hormonas a millón, el sexo ha tenido en mi mente, y como en la dé casi cualquier adolescente, una gran presencia preferencial, por lo que supe que no iba a poder dejar de pensar en mi madre durante toda la tarde. También estaba el hecho de que sé negara a la posibilidad de volver a tener sexo, incluso antes de que yo hiciera mención del tema, cosa que me hacía creer que existía la posibilidad de que sé volviera a repetir nuestra jornada de sexo, ya que la idea y la posibilidad ya habían aparecido en su mente, solo que por ahora sé negaba a aceptar sus propios pensamientos, deseos y peticiones subconscientes.
    
    Tal como creí, no ...
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