1. Los hermanos (capítulo 4)


    Fecha: 30/04/2019, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos

    ... movimientos de Lázaro que me dijo que se iba a venir rápido. No fue tan rápido como dijo, pero logró venirse entre gemidos y nalgadas. No sacó su pinga tan rápido, porque le tocaba el turno a Chucho. Sentí alivio cuando Lázaro sacó tu pinga, pero pronto comencé a sentir como se abría paso el grueso miembro de Chucho, volví a experimentar aquellos sudores fríos, aquel dolor como si mi culo se desgarrara, un dolor como una punzada que se clavaba en mi interior. Hacía tiempo que no sentía el dolor de una pinga entrando en mi culo, por supuesto que no habíamos usado mucho lubricante, solo la saliva de Lázaro y su semen. Chucho comprendió que me hacía sufrir, la sacó y volvió a ensalivar su pinga, recogió el semen de Lázaro que salía de mi culo para untar en su miembro y volvió a meter. Esta vez fue mejor, aunque seguía teniendo la impresión de que reventaría. Al rato cuando ya había logrado meter hasta el tronco, empezó a singarme despacio, me dijo "pa´no joderte y que goces".
    
    Lázaro fue a las tuberías de regadío a lavarse la pinga cuando vio que ya todo marchaba bien. Nosotros nos quedamos allí, yo doblado con las manos en mis piernas y Chucho moviéndose detrás, gozando, singando a su gusto. Hablaba mucho, decía mil cosas desde alabanzas a mi culo hasta que era un maricón de verdad porque no todos se podían meter su pinga, que más singaba vacas porque ni las mujeres se atrevía a abrirles las patas. De vez en cuando me preguntaba cómo me sentía o como me la sentía, me hacía responderle, decirle lo que sentía y lo que me gustaba. Me acariciaba las nalgas, las tetillas, metía sus dedos en mi boca, me hacía casi girar para besarme, pero seguía dando pinga, gozando de mi culo. Pensaba que nunca iba a terminar, hasta que pronto sentí como rugía y se agarraba con fuerza de mis hombros mientras empujaba duro, se estaba viniendo. Casi me mata pero fue una de las pocas veces que había sentido como alguien se venía dentro de mí.
    
    Después me hizo acostarme en la cama que Lázaro había preparado para nosotros, pero todos los movimientos estaban regidos por él que no había sacado su pinga de mi culo.
    
    - Nene, qué clase de culo tienes. ¡Eso vale un millón!
    
    Me dijo entre otras cosas, mientras me besaba. En eso Lázaro llegó, se nos acercó riendo, me hizo alzar una pierna para ver el tronco que tenía clavado.
    
    - ¡Cojones, macho, si vieras esto! ¡Qué rico se ve! Este si es un maricón de verdad.
    
    - Y le gusta, anda, nene, dile... dile lo que te gusta. - Me instaba Chucho a que dijera.
    
    - Sí, me vuelve loco este negro y quiero estar así siempre, lleno.
    
    Aquello les gustó a ambos, Chucho mientras empezó de nuevo a moverse, a darme pinga, a singarme de nuevo. Lázaro arrodillándose delante de mí me dio a mamar su pinga que se ponía dura de nuevo. El sitio tenía olor a semen, yo era el centro de aquellos dos bugarrones, ellos me gozaban y me daban placer, un placer muy grande. Estuvimos un buen tiempo así, hasta que Chucho dijo que no me iba a torturar más ...
«12...456...»