1. Los hermanos (capítulo 4)


    Fecha: 30/04/2019, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos

    ... aunque me explicó que de día era casi imposible porque había siempre gente rondando pero que alguna noche iba a coger el caballo y saldríamos los dos a singar. Estuvo dando explicaciones de lo que se siente, de lo rico que era y que a él le gustaba porque clavaba bien al otro, que lo había hecho con algunos estudiantes universitarios que iban a trabajar al campo. Atravesamos campos y llegamos hasta los platanales, ya se habían ido los camiones con los trabajadores, solo en una de las esquinas de unos de los campos, estaba el guardia, también a caballo y con un rifle en la mano. Un negro grande y con un bigote enorme, fumaba un tabaco que al parecer no hacía mucho que lo había encendido.
    
    - ¡Cojones, cuánto hacía que no te veía! - grito contento mientras se acercaba con su mirada clavada en mí y en Lázaro, se dieron la mano, Lázaro me presentó, también me dio la mano pero se quedó más tiempo con ella.- ¿Qué le vamos a dar caña?,. - después se dirigió a mí.- ¿Te gusta la caña, verdad?
    
    - Pero aquí solo hay plátanos. - bromeé yo provocando las risas de ellos.
    
    - Me gusta. - admitió el negrón.
    
    Caminamos por la guardarraya un rato, bordeando el platanal, hasta que nos adentramos en el mismo por un trillo.
    
    - Bueno, aquí no hay caña pero plátano macho sí y mucho.- bromeaba el negro que se llamaba Chucho y Lázaro le seguía la gracia.
    
    Bajamos del caballo, que ató a unos hierros que allí habían, me percaté que tanto Lázaro como Chucho tenían las pingas bien paradas, a punto de romper los pantalones pero sobre todo el paquete del negro, daba espanto. Lázaro empezó a cortar hojas de plátano para improvisar algo así como una cama, Chucho ya a mi lado, me abrazó.
    
    - Nene, sé que tienes ganas de tocar mi pingón, dale, es tuyo.
    
    Hice lo que me pedía, acaricié por encima del pantalón su pinga descomunal, él me abrazó, sentí su olor a sudor y la fuerza de sus brazos. Metí la mano para tocar su tronco. Sentí que Lázaro se abrazaba a nosotros. Nos desnudamos, entre besos y caricias. No podía apartar la vista de la pinga de Chucho, de verdad, que algunos negros estaban bien dotados, era mucho, impresionaba. Se parecía a la de Raúl, aquel negro que me volvió loco por un tiempo y que se fue al norte dejándome, aunque la pinga de Chucho era más nervuda, las venas se le marcaban y la cabeza grande. Me arrodillé para tratar de meterme en la boca aquel pedazo de pinga, costaba trabajo.
    
    - Nene, mi pinga hay que darle lengua como a un caramelo.
    
    A Lázaro le provocó un ataque de risa, yo seguí en mi intentó de tragarme aquello, al menos hasta la mitad, cosa que alegró a Chucho. Lázaro ensalivando mi culo empezó a singarme mientras me hacía gemir de placer a cada una de sus embestidas, Chucho se coló debajo de nosotros y empezó a comerme la pinga, los huevos y a lamer mi culo lleno de la pinga de Lázaro. Aquello me volvía loco, el muy cabrón hizo que me viniera en un minuto y muy a pesar del dolor que experimento al venir, aguanté un rato los ...
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