1. La deuda - Capítulo 3


    Fecha: 28/04/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: sandraX, Fuente: TodoRelatos

    ... suya, Ingrid se puso a pajear a su hermano. Este se dejó caer hacia atrás. Ingrid se la bombeó con las dos manos. Ana le había contado muchas cosas sobre los chicos, sobre su pene, sobre la cantidad de esperma que soltaban al correrse, sobre cómo les gustaba que se lo hicieran con la boca. Ingrid no estaba segura de que Ana hubiese experimentado todas esas cosas pero, en cualquier caso, todo le parecía muy real cuando se lo explicaba.
    
    Joder, hermanita... Que me voy a correr ya si sigues así de entusiasta... Acércame la regla...Puso la regla por encima de su polla. ¿Qué? ¿Cuánto?
    
    Veintitrés centímetros. Eso es mucho, ¿no?
    
    Pues sí, es mucho. La de la mayoría de los tíos mide entre quince y dieciséis centímetros. ¿Sabes cómo me llaman en el equipo?
    
    …
    
    Anaconda... Dicen que lo único que le falta para ser como la de un senegalés es el color. Y se volvió a reir. Ahora me toca a mí. Túmbate otra vez...
    
    ¿Me vas a follar?
    
    Sí, hermanita...Pero primero te voy a comer ese coño que tienes y que lo huelo desde aquí... aunque antes tendré que encontrarlo en esa pelambrera que me llevas.
    
    ¿Cómo la de mamá, no?
    
    Ni hablar... Mamá hace años que lo tiene totalmente depilado... Y le sienta muy bien...
    
    Pero, ya está bien... Díme, cómo lo sabes tú, todo esto...
    
    Vale. Luego te lo cuento...Pero lo primero es lo primero.
    
    Iván la deleitó con un suculento cunnilingus, tal como le había enseñado la señora Martín, la mujer de su entrenador de rugby. Ingrid no era precisamente discreta cuando le llegaba el clímax: se contorsionaba como una epiléptica, chillaba como si la degollasen y se apretujaba las tetas como si fueran globos que quería explotar. Su hermano se quedó pasmado durante unos segundos pero no tardó en reaccionar y, cogiéndola de las caderas, la penetró con su estilete de veintitrés centímetros.
    
    Durante unos largos minutos la machacó sin que ella hiciera otra cosa que jadear, gemir, berrear, encadenando los orgasmos, uno tras otro y chillando:
    
    ¡Cerdoooo! Cerdoooo! Cerdooooooo!
    
    Cuando ella ya estaba colmada, sólo entonces se dio cuenta que su hermano seguía dentro de ella, con su vaivén infatigable. Y le dijo:
    
    Por favor, no te corras dentro... No tomo nada...
    
    No te preocupes, hermanita... Hoy no voy a regar tu flor... Voy a darte toda mi leche para que te la bebas...
    
    Solamente de oir estas palabras, Ingrid se convulsionó en un cuarto y definitivo orgasmo. Su vagina era como una planta carnívora que devorase con ácido hirviente al pobre falo que había caido en su seno. Fue demasiado para Iván que salió raudo de ella y acercándole la polla a la altura de la cara de su hermano le pidió que se la chupara. La pobre sólo tuvo tiempo de abrir la boca. El primer lechazo, potente, copioso, le fue a parar directamente a su garganta. Ingrid se atragantó y le vino una arcada. Los siguientes manguerazos de semen fueron a parar a su cara, a su pelo, a la almohada. Ingrid agitaba las manos ante sí pidiéndole que parara. Y claro, ...
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