1. La Libertad III_32: día 12_aperitivo... y comida


    Fecha: 18/07/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... ordenó furiosa. Él obedeció como buenamente pudo, ya que a duras penas era posible meter aquello dentro de su apretada ropa interior. Aprovechando su retirada, yo me apresuré a intentar limpiarme con las manos la tripa y las tetas, sin parar de chupar todo cuanto recogía para hacer desaparecer su semen... era brutal, pero es que fui incapaz de reaccionar de otra manera, de alguna manera quería hacer que nada de aquello hubiera sucedido…
    
    - Joder... lo siento, esto es demasiado para mí ahora, - les expliqué, muy nerviosa - necesito un baño...
    
    - Ya, pues no eres la única, morena… - me contestó Nur señalando a María, justo antes de darse la vuelta y empezar a correr ella misma hasta la piscina...
    
    Al seguir la indicación del dedo de Nurita, Pablo y yo pudimos admirar el bello espectáculo que era la linda María sentada en la silla que estaba junto a aquella mesita en la que habían tenido que abandonar aquellas inoportunas bandejas que les habían impedido, quizás, detener lo que mi primo me acababa de hacer. Miré pamada a María. No podía ser de otra manera, porque ella se estaba haciendo una pajaza, con las piernas todo abiertas y directamente sobre las braguitas. Tal cual, mirándome. Mirándonos.
    
    - No sé... yo… Mer… me acerqué a ella, dudando. Miré a Pablo. Miré a Meri.
    
    Me dejé caer de rodillas entre sus piernas abiertas, y empecé a acariciarle aquel fruto, tan dulce y deseado... mierda, estoy tan caliente, trataba de decirme a mí misma, sé que no debo, me insistía, pero no puedo dejarlo... huele tan bien... Yo ya estaba rota por entonces. Le aparté las bragas, y le metí un dedo dentro para mojarlo.
    
    - Uffffffff – flipé al notar el calor y la cantidad de humedad que llevaba María - estás empapada, mi reina... – le dije, retirando un poco mi mano y mostrándole aquellas babas viscosas que nos mantenían unidas. Mer no era capaz de contestarme, se golpeaba con los puños cerrados y se mordía los labios.
    
    - Lauriiiiii... – acertó a jadear por fin, cuando volví a poner mi mano sobre su coño. Sentí como si se me estuviera meando entre los dedos. Aspiré aquel aroma y me llevé la mano a la cara, chupándomela como una perra, alucinando de aquella abundante producción de flujos. Levanté un poco la cara y, efectivamente, pude ver que mi amiga tenía una enorme mancha por debajo de su concha, como de meado que no dejaba de gotear, viscoso y cada vez más blanquecino sobre el suelo... No pude evitar mirar a mi primo, como queriendo enseñarle aquello.
    
    - Diosssss, ¡qué guarra! - confieso que dudé cuando lo dijo sobre si se refería a mí o a ella, pero entenderéis que tampoco me parase a preguntarle.
    
    Le saqué las bragas a mi amiga, aunque las tenía ya bastante pegadas a su sexo de tanto flujo, que chorreaba siempre viscoso, caliente y oloroso. Aquellos hilachos se estiraban como chicles entre su sexo y las bragas, como tentáculos de un moco lleno de sabor y de un aroma penetrantemente embriagador.
    
    Lo mismo me daba Pablo: iba a empezar a ...
«12...567...27»