1. La Libertad III_32: día 12_aperitivo... y comida


    Fecha: 18/07/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... espermatozoides que había logrado colarme en el interior, ya que (a diferencia de María, que también se los había dejado meter dentro durante la noche, puta inconsciente) yo llevaba unos meses ya tomando la píldora para facilitar mi relación (igualmente incestuosa y considerablemente salvaje en aquel momento) con, precisamente, Carlos, el hermano mayor de Pablo. Por lo menos, aquello era un alivio. No tener que preocuparme de… No en vano, era ya la tercera vez en aquel día que se me corría en las puertas.
    
    Cuando acabó de correrse, Pablo parecía fresco y sereno. También era fácil, ya que no dejaba de haber sido una paja más para él, por erótico que le hubiera resultado hacérsela encima de mí. Pero, para mí, había sido más que una paja. Aunque falsamente, aunque fuera mentira. Pablo me había follado. Se retiró de mí, despegando su piel chorreante de mi piel empapada hasta llegar al final, y empezar a separar también nuestros pubis. Dolorosamente, me sacó aquel falo completamente rígido de mi dolorido interior. Él estaba tranquilo, pero yo temblaba de la cabeza a los pies. Aquello había sido demasiado para mí, y él se había dado cuenta.
    
    Por un momento pareció que se retiraba el sátiro, y que entre mis piernas volvía a estar, una vez más, aquel niño que era mi primo. Me besa en el coño con ternura, y luego subió para besarme en los labios. Sin embargo, en ese momento yo le rehuí de mi boca. Le había estado comiendo la suya solo unos segundos antes, pero si lo hice entonces fue únicamente para asegurarme de que conseguía mantener la mía cerrada. Pero después de aquello… Ni aunque volviera a tener al niño delante de mí era capaz de sacarme aquella sensación de encima. Joder, estaba verdaderamente aterrada por lo que me acaba de hacer, por todo, por...
    
    Por no ser capaz, yo.
    
    - Hostia. Eres una puta, prima, de verdad. Solo te importan las pollas.
    
    Me quedé deshecha cuado se levantó de golpe y me dejó allí, tirada y otra vez llorando silenciosamente.
    
    Joder. Es que tenía toda la razón, estaba deshecha, pero con todo y con eso sabía que seguí siendo injusta con él, cruel, tratándole siempre con aquel eterno e inmerecido desprecio. Porque él, él... ¿cómo estaba él? Si tanto me preocupaba que no fuera más que un crío, si tanto me repetía que tenía que protegerlo… ¿cómo lo estaba pasando él? ¿De qué coño tienes que protegerlo, Laura?, me dije. ¿De ti? ¿Y ellas? Mis dos amigas me habían confesado ya que habían llegado a su límite con aquello. Que no podían más. Me habían pedido, por favor, que parara ya de una vez. Soy una zorra, me dije. Soy una zorra, me repetí. No puedo seguir haciéndoles esto por más tiempo, ninguno lo va a aguantar… Yo ya no lo aguanto más…
    
    Lloré.
    
    Cuando recobré la consciencia no supe si simplemente me había despistado por unos segundos, o es que realmente había dormido durante días. De repente mi cuerpo había dejado de sentirse tan agotado, no sabía si porque había, por fin, descansado de verdad, o simplemente era ...