1. La Libertad III_32: día 12_aperitivo... y comida


    Fecha: 18/07/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... sentido, perder la cabeza y la noción del tiempo. ¿Cómo podía estar tan, tan salida? Jamás me había sentido así antes. Me dejé ir, gritando y pataleando, y aunque me mordía la mano intentado no hacer ruido, me resultó imposible lo de pasar desapercibida...
    
    Un golpe en la puerta. Su voz, otra vez su voz gangosa de niño que no termina de conseguir dejar de serlo:
    
    - ¿Laura? Joder. ¿Pero todavía sigues así? ¡Qué puta! Todavía estás pajeándote, prima.
    
    Su cuerpo desnudo volvió a llenar mi campo visual. No sé decir cuánto tiempo me había dejado allí tirada, pero como dato quizás os sirva saber que él tenía todavía el pene a medio empalmar. La punta le brillaba, cubierta aún de evidentes restos líquidos que no se había molestado en limpiar. Y una sonrisa malvada le brillaba, también, en los labios.
    
    - No paras, ¿eh? Te has quedado caliente, ¿verdad? …como esta mañana después de perder la apuesta…
    
    Aquel maldito cabrón… era demasiado consciente de lo que me estaba haciendo, estaba midiendo todos y cada uno de sus movimientos conmigo, y mi cuerpo y mi mente parecían llevar días obedeciendo, sin poder resistirse, a aquel plan maquiavélico que él había trazado para mí. Y ahora, encima, ¡venía a restregármelo por la cara! Yo seguía tirada en el suelo, completamente indefensa. Me lo había ganado a pulso, Pablo me estaba devolviendo de una todos aquellos meses en que había sido yo la que jugaba con él, la que jugaba a hacer valer, estúpida de mí, la pretendida superiorirdad que me daban mi edad y mi experiencia. Casi un año de negativas, de portazos en su cara. Tenía claro que ahora me tocaba recibir mi merecido. Luego, seguro, luego podría recuperarme, y cuando lo hiciera, cuando saliéramos por fin de allí y volviéramos a la normalidad, iba a poder otra vez con él… Carlos, su hermano mayor, me ayudaría a controlarle. María, y sobre todo Nuria, dejarían de desplegar su influjo maligno sobre él. Todo podría volver a ser como antes… salvo ms piernas, que deberían estar ya abiertas para siempre a la voracidad insaciable de su pene. Todo esto podía ser cierto, o no. Pero lo único realmente seguro era que, en aquel preciso instante, yo volvía a estar otra vez en sus manos, y esta vez se estaba complaciendo incluso en regodearse de su dominio absoluto, en decir alto y claro, para que yo lo oyese, que me estaba comportando como una puta porque no era más que eso, una puta. SU puta.
    
    Yo ya no tenía fuerzas ni para querer luchar. Había comprendido que ya no tenía sentido seguir intentando resistir.
    
    - Zorra – sentenció. Y su sonrisa se hizo más afilada y violenta que nunca.
    
    Pude entender aquella sonrisa en cuanto él sacó sus manos de detrás de su espalda. Mi primo había vuelto a mí con mi prótesis grande entre las manos, aquel soberbio pollón con arnés que mis amigas me habían regalado y que teníamos escondido en su maleta. ¿Lo teníamos escondido? Joder, le habíamos estado dando realmente buen uso entre nosotras aquellos días. Incluso entre ellas, ...
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