1. La Libertad III_32: día 12_aperitivo... y comida


    Fecha: 18/07/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... mientras él parecía querer removerme toda la mierda de mis intestinos con su mano, que cada vez se metía más y más adentro...
    
    Imaginad cómo estaba yo, que ni siquiera fui consciente de que, si continuaba pajeándole a él, no iba a durarme demasiado, tal como era de excesivo el estado de excitación en el que se encontraba. Lo malo fue que, cuando se retiró de mí, el dolor en mi culo era tan inmenso que yo ya no podía hacer nada distinto de desear mi muerte, el final de todas las cosas, la oscuridad. Y, en aquella neblina, se volvió a alzar él ante mí, aquel rabo enorme sujeto por las manos de mi primo que, con una expresión gélida, glacial, se agarraba fuerte el nabo sobre mi cuerpo, y se lo empezó a menear firmemente. Quizás fue verdad que le bastó hacerlo solo un par de veces. No sé. Solo soy capaz de recordar aquella explotándome encima. El calor de su semen al saltar con fuerza, disparado en un chorro tras otro, sobre mi sudor. Aquella sensación de humedad, aquel mareo, todo resbalaba viscosamente, como si me estuviera hundiendo en el barro.
    
    Yo me ahogaba y aquel semen quemaba. Yo estaba deshecha, confundida, no es ya que dudara qué hacer, es que creo que no sabía qué hacer con mi vida, con mi cuerpo, hacía una media hora que me había levantado desesperada de la cama porque necesitaba correrme y ahora, pese a que llevaba casi esa misma media hora corriéndome sin parar, sentí como si mi calentura, lejos de haber remitido, se estuviera disparando hasta lo insoportable. El pequeño problema era que, aunque lo intentaba, no me conseguía mover, mi primo me había inmovilizado, no físicamente sino por todo lo que me había hecho. Como lo único que podía mover, a duras penas, eran mis manos, las utilicé para ayudarme a empujar todo aquel líquido espeso y quemante, abriendo bien la boca para beberle, como si mi recuperación dependiera de que yo tragara el máximo posible de aquel elixir mágico. Su polla seguía dura, lanzando aquellos chorros a presión que me empapaban el cuerpo entero, del pubis al pelo. Así era fácil llenarme la boca, casi no me hacía falta que yo me metiera todavía más de aquello dentro, de hecho tenía tanto que se me salía, empapándome la cara y cegándome mientras mi coño seguía clamando por ser llenado con la madre de todas las corridas, el orgasmo definitivo que me quitara, de una vez por todas, aquella inasumible sensación de puterío.
    
    Para cuando acerté a querer y poder limpiarme y pude, por fin, abrir los ojos, que tenía pegados por aquellas balsas de semen dulzón, él ya no estaba allí.
    
    Me había calentado hasta el límite y, aunque me había hecho correrme hasta el agotamiento, me había dejado cuando más le necesitaba. Otra vez.
    
    Ya que mis manos parecían seguir siendo la única parte de mi cuerpo que todavía era capaz de mover, me las bajé al coño y me metí allí los dedos de nuevo, volviéndome a pajear sin cesar, como una ninfómana incontinente, hasta estallar una, dos tres veces... hasta conseguir perder por fin el ...
«12...192021...27»