1. La Libertad III_32: día 12_aperitivo... y comida


    Fecha: 18/07/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... aquel momento. Y él seguía con ganas de humillarme, eso estaba claro. La paja que me acababa de hacer le había puesto a mil y, si a mí me había reventado, a él le tenía en su mejor momento. Así que sí, mi primito no había terminado de reventarme todavía, ni mucho menos. Sentir su mano abierta sobándome la raja entera, desde el coño hasta el culo, como tratando de arrastrar hacia allí toda aquella humedad que yo continuaba produciendo, me dejó claro por dónde iba a ir la cosa. Traté de agarrarme al suelo, a la bañera, a la taza del váter, a lo que fuera, cuando noté sus cuatro dedos juntarse y colocarse, afilados, sobre mi esfínter. Me iba a matar. Y lo hizo de golpe, claro. Como procede en esos casos. Mi alarido debió escucharse en toda la casa. Casi mejor, recuerdo que pensé… que me escuchen ellas y vengan, que vengan a ayudarme, por dios, me decía mientras no solo sus cuatro dedos, sino también hasta el quinto esta vez, se introducían poco a poco pero sin marcha atrás posible en mi muy abierto y empapado culo. Aquella vez sí que repitió, tal cual, lo que me acababa de ver a mí cuando entró en el baño: toda su mano metida en mi culo… Con eso sí que flipé, os podéis imaginar, lo del coño pues ya lo había hecho, aunque no tan sádico, qué va, si en el fondo él era muy bruto hablando pero luego follaba siempre más bien cariñoso y con cuidado, porque en realidad seguía siempre un poco muerto de miedo… hasta aquella mañana. Aquella manera de agarrarme por el cuello, haciéndome llorar de dolor, gritándome y escupiéndome sus insultos en mi boca que no dejaba de babear, sollozante, mientras me violaba el coño como si se hubiera decidido a destriparme allí mismo… Y, todavía incluso aquello, había parecido un juego de niños comparado con lo del culo... pero yo lo entendía todo, era capaz de comprenderle, el pobrecito estaba desquiciado, por mi culpa, me había visto a mí, a mí y a mí con ellas, también a ellas solas, claro, había perdido la cabeza y por eso me metía la mano así y no paraba de insultarme mientras lo hacía.
    
    Animado por aquel sadismo incansable suyo, cuando notó que yo estaba ya a punto de volver a explotar deliciosamente, él paró en seco y me sacó la mano. De golpe. Con un sonoro PLOP, y un dolor inconcebible en el agujero del culo. Aquel hijo de puta… yo estaba perrísima, como comprenderéis, y para cuando me conseguí acomodar a lo de tenerle así, apalancado dentro de mi cuerpo, conseguí estirar la mano para buscarle. No me costó encontrar aquella barra de hierro, tan caliente y enorme, que le vibraba entre las piernas. Y no se la buscaba por él, qué va, se la busqué por mí misma, porque estaba salida como una puta y quería tocar rabo, porque quería su polla en vez de su mano en mi culo, y sabía que la tenía que tener más dura que en toda su corta vida, y así era, por tenerme así de guarra y sometida, y con mi otra mano me busqué también el coño y empecé a masturbar lo que pude en aquella incomodísima postura nuestros dos sexos a la vez ...
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