1. La Libertad III_32: día 12_aperitivo... y comida


    Fecha: 18/07/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... otorgado de por vida y sin necesidad de consultarme, sin importar ya que yo pudiera o no estar de acuerdo… Salvo para follarme con todas las letras, yo era ya suya. Le pertenecía… era suya hasta tal punto que no solo estaba dispuesta a masturbarle y mamarle siempre que él quisiera, y se lo había demostrado ya sucesivas veces, sino que al entregarme a él me había abierto igualmente a entregarle a mis amigas conmigo... porque todo lo que era mío, era suyo ya.
    
    En definitiva, que si no estaba dispuesta todavía a pedirle tal cual que me follara… ¿qué podía esperar él de mí que no me hubiera arrancado ya? El único juego mío que le valía ya a él era mi entrega total, ya solo esperaba que yo le suplicase que me follara. Porque, como acabo de decir, para todo lo demás yo ya me había convertido en su juguete. No había más que eso. Y, si llevaba jugando conmigo todo el día, ¿para qué coño iba a querer seguir jugando conmigo porque yo lo deseara? Cuando, además, se veía claramente que mis ganas de jugar no eran sino ganas de seguir mareando la perdiz, que no iba a llegar a nada, que parecía como si pretendiera tratarle todavía como un niño, si además le estaba privando de aquel morbo añadido de hacerlo delante de mis amigas…
    
    Soy tonta, me dije, ya iban dos veces que intentaba seguir por aquel camino, y dos veces que había sido él quien había acabado jugando conmigo con aquella mierda... que me hubiera dado buen resultado durante diez días no debía haberme impedido entender que, finalmente, la situación había cambiado: él me había ganado, y yo me había entregado. Que no me hubiera metido la polla en el coño era, para entonces, un mero trámite pendiente.
    
    Tuve la oportunidad de martirizarme pensando todo aquello, siendo consciente de lo absurdo de mi situación y de lo ilusa que había sido en mis pretensiones durante toda aquella semana. Hubiera sido todo mucho más fácil si yo me hubiera tragado mi orgullo desde el primer momento. Quizás así no me estaría sintiendo en aquel momento tan miserable cuando él, sin mediar palabra, se subió a la cama nido de mi habitación, que estaba pegada a la mía, y se pasó sin más a la mía. Cuando me quise dar cuenta Y así es, cuando me doy cuenta él estaba ya a mi lado, tumbado, abrazado a mí. Y yo me sentía una puta, una cerda, una traidora a mi familia y a todo mi mundo, había tocado fondo en mi perversión para poder ser su guarra. ¿Hasta dónde iba a llegar mi vicio por el sexo? Sentía que ya no iba a poder parar nunca. Y, lo peor, es que sabía que en el fondo todo aquello me gustaba. Aquello era lo que quería.
    
    Sabía que me iba a matar, que me iba a volver a dejar tirada como una idiota. Sabía que estaba a punto de volver a sufrir por él, y que lo iba a hacer más profunda e intensamente de lo que lo había hacho jamás por nadie. Nunca ningún hombre me había importado como me importaba Pablo en aquel momento. Nunca había deseado tanto a nadie. Y no podía evitar sentir todo aquello, por mucho que supiera que estaba a ...
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