1. La Libertad III_32: día 12_aperitivo... y comida


    Fecha: 18/07/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: laualma, Fuente: TodoRelatos

    ... sexual de la mañana, después de aquella noche de locura (que ahora parecía incomprensiblemente lejana) nos estaba pasando factura a todos. Estaba claro que el desenfreno nocturno nos había impedido pegar ojo a los cuatro hoy. Y, dado que aquella sensación de la noche parecía que se nos había quedado pegada en la piel y ya no habíamos podido parar de follar en toda la mañana… En fin, que cuando terminamos de comer ninguno de nosotros podía ya más, y hasta Nuria estaba pidiendo tregua.
    
    - Creo que es hora de la siesta – dije yo, con voz confundida. Hasta a mí me suena raro escucharme diciendo aquello. Sé que nuestros sexos rugen, los de los cuatro… pero es que nos estamos quedando dormidos allí, saciados de comer y de follar, encerrados en aquel agobiante salón a oscuras…
    
    - Sí – afirmó Nurita, como si nada – y, al menos yo, creo que no voy a hacer absolutamente nada más que dormir en un buen rato – aclaró. Joder con la explícita… Todavía no era capaz de acostumbrarme a aquel clima de desinhibición absoluta que habíamos generado con mi primo. Y eso que yo era la única que llevaba un tanga inútilmente enano, que tenía colocado retorcido además, pero aún así no me importaba estar tirada en aquel sillón delante de él, despatarrada y con todo abierto y salido, despeinada y con las tetas manchadas de comida. Estaba tan agotada que me daba todo igual… por una vez quería pillar una cama ¡para dormir y solo dormir!
    
    Y, sin embargo, aquella manera de expresarlo tan crudamente por parte de Nur… Joder. Al menos ella era la única que, aunque veladamente, verbalizaba algo de todo lo que estábamos haciendo realmente... ¿Hasta cuando iba yo a seguir tratando de aparentar normalidad entre nosotros, como si siguiéramos en aquellas supuestas vacaciones ideales de mi tía en las que, ya de paso, le cuidábamos al niño?
    
    La verdad, estaba hasta el coño de mí misma.
    
    - Vamos, Pablo – le ordené a mi primo, inesperadamente, mientras me levantaba con decisión. La verdad, ni yo misma me esperaba aquello. - Vamos a dormir – intenté matizar. Él no sabía qué demonios quería yo ahora. Quizás ni siquiera yo lo sabía… Nuria se mordió la lengua hasta el último momento, estaba claro que le faltó un pelo para intervenir.
    
    Pero Pablo se levantó, con aire cansado. Y me siguió sin más, claro.
    
    Yo me desentendí de ella y de los restos de la comida que dejábamos en el salón. Por mí se los podían meter las dos por el chocho.
    
    * * *
    
    Cuando mi primo llegó a mi habitación detrás de mí, yo ya estaba tumbada en mi cama, con los ojos cerrados y completamente desnuda. Las braguitas de tanga y el sujetador de aquel conjunto salvaje que le había puesto a mil hasta el punto de hacerle saltar sobre mi cuerpo pajeándose como un mono, yacían tirados junto a mis pies.
    
    Yo no sabía lo que hacía, claro. Imagino que, simplemente, estaba demasiado cansada, claro. Por un momento quise jugar mi última carta. Utilizar la siesta, que siempre había sido el momento en que mi primo se atrevía ...
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