Soy una buena chica - Relatos Eróticos

Soy una buena chica

... palpita casi al ritmo de mis cimbreos me vuelvo atrevida y decido dar un paso más. Me inclino exhibiendo una gloriosa vista de mi culo y el perfil de mi monte de venus visto desde detrás, justo antes de apoyar mis piernas sobre sus rodillas, que mientras guio con mis manos, junto usándole a él de silla

Su obsceno miembro queda atrapado entre mis nalgas y mis muslos. Le oigo sisear, entre incomodo, sorprendido y complacido.

- Ups, sorry – le digo falsamente provocadora, metiendo una manita entre su tripa y mi espalda y levantando su polla para colocarla vertical entre mis nalgas apuntándole a su propia tripa.

Ya eres mío, pienso mientras satisfecha compruebo que su polla gorda y cada vez mas caliente, separa mis nalgas que a su vez abrazan su tronco y evitan cualquier roce indeseado y peligroso con mi aun ligeramente sensible sexo.

De espaldas a él, sintiendo el sudor de su tripa en mi espalda desnuda, el calor de sus muslos bajo mis posaderas y su polla cada vez mas dura y creciente entre mis nalgas, comienzo a subir y bajar levemente, incrementando la fricción y estimulación de todo su miembro.

Siento su aliento, ronco y susurrante en mi cuello. Mi coleta le abofetea delicadamente la cara cuando giro la cabeza en mi sube y baja intencionadamente lento y provocador.

El calor es agobiante entre el y yo, siento la punta de su capullo baboso rozar la piel de la parte baja de mi espalda, el monstruo ha despertado y se debate por tocar mi piel escapando de mis cachetes

Prácticamente estoy haciendo sentadillas sobre sus piernas mientras sudamos ambos profusamente.

- Eres una buena chica, Blanca, no me esperaba que alguien tan pequeñita diera tanto calor ¿Sabes? Tu novio debe estar flipándolo con su niña preciosa y dulce, sobándose con descaro contra un malnacido como yo… hmmm

Sus palabras, dichas en susurros, jugando su aliento contra mi oído, fueron directas de sus labios a mi mente. Un sofoco interior, recorrió como una llamarada toda mi espalda, siendo imposible esconder un escalofrío por toda mi columna, haciéndome estirar el cuello y exhalar aire mirando al cielo.

- Ufff, Blanquita ¿No me digas que te esta gustando follarte mi polla con tus nalgas? Que sucia eres ¿no? ¿Qué pensará su chico al ver que su amorcito se está comenzando a convertir en mi putita?

Se ha pasado de la raya, oírle reclamarme como su zorra, espolea mi orgullo y me hace recobrar la cordura, no puedo dejar que este hijo de puta me afecte así. Tengo que hacer que se corra sea como sea

Decidida a conseguirlo, aprieto aun más mi cuerpecito contra su torso. Me curvo, fruto de mi pequeña estatura y de años de gimnasia rítmica, y consigo apoyar mi nuca contra su hombro. A poco que incline un poco la cabeza, el relieve de mis tetas duras, durísimas y firmes, aplastadas contra la tela casi trasparente por culpa de mi sudor del bañador debe ser para él, junto con la presión húmeda e incesante de mi culo contra su polla algo demoledor.

Sonrío para ...