Soy una buena chica - Relatos Eróticos

Soy una buena chica

... para evitar que salga de golpe regándome toda de leche.

Acalorada por el súbito esfuerzo de machacarle la polla al mas joven de mis raptores, me dirijo al borde de la piscina y enjuago mi mano cubierta de esperma en la pileta. En un gesto eficiente y tremendamente decidido, limpio hasta el ultimo “coagulo” de leche de mis manos, y aprovecho para refrescarme mínimamente, sabedora de que el trabajo estaba a medias, pero bien encarrilado.

Me giro y veo a Pablo sentado en el taburete. Al verme, niega con la cabeza:

- Ahora le toca a el – señala a Largo.

El más alto me espera sentado en la tumbona que esta mañana tan plácidamente ocupaba yo antes de que pasara todo esto, con su polla afectada por el espectáculo de la paja que le acabo de propiciar a su compañero, debajo de su boxer.

Procedo a ponerme de rodillas cerca de él, tal y como hice con el anterior.

- ¡Espera! – Me detiene la voz de Pablo - recuerda que no puedes repetir la técnica.

Maldigo para mí, pero estoy resuelta a cumplir con mi objetivo. Tengo que conseguir que se corran y se irán, y por mi orgullo que lo voy a hacer perdiendo la mínima dignidad posible. Le empujo, para que se recline casi tendido sobre la tumbona. Inmediatamente, sin pausa, me sitúo sobre él y sin quitarle el boxer me siento sobre su paquete.

Puedo sentir su duro miembro a través de las dos capas de tela, mi bañador y su boxer, en contacto contra mi sexo. Me mira con los ojos como platos, babeando, sin creerse que una chica, bajita y delgada como yo, con mis tetas redondas y bien puestas y mi culete respingón esté, después de vete a saber cuánto, sentada sobre su polla.

Antes de que pueda dar gracias al cielo por su suerte, comienzo a mover mis caderas, adelante y atrás, frotando su paquete contra mi entrepierna. Siento su calor y sin duda el siente el siente el mío, porque a penas he empezado a “cabalgar” su calzoncillo y ya está gimiendo y diciéndome guarradas que apenas escucho.

Clava sus manos en mis piernas, le dejo hacer eso porque no me afecta, estoy 100% enfocada en hacer que su polla recorra debidamente separada de mi sexo, cada cm de mi entrepierna, estoy convencida que así no tardará en correrse.

El espectáculo debe ser super obsceno. Yo, con mi coleta, mi bañador blanco, pegándose a cada cm de mi piel por el sudor que mana de ella, cabalgando sobre la tumbona de la piscina de mi novio a un presidiario en calzoncillos mientras me muerdo la boca, en un gesto tan mío como inconsciente cuando me concentro en hacer algo y hacerlo bien.

Su paquete esta duro, durísimo, y comienza a preocuparme si tanto estimulo no empiece a afectarme a mi también, porque el parece no acabar y yo cada vez estoy mas cansada y vulnerable. Tengo que acabar con esto ya, y tengo que evitar males mayores y gastar otras técnicas que me pueden hacer falta con el último de los fugitivos.

Casi sin pensarlo, tomo sus manos que no han dejado de clavarse en la carne de mis piernas con cada vaivén de mi ...