Soy una buena chica - Relatos Eróticos

Soy una buena chica

... Continuo, sin meter mano bajo la prenda, apurando cada segundo que puedo evitando el contacto directo de su pene en mis manos, casi he consumido medio minuto cuando el chaval, se incorpora levemente y tira de su boxer hasta los tobillos. Su pene, normal pero tremendamente brillante y pulsante está al aire.

Me mira desafiante, sabedor de que ha desvelado mi estrategia y ahora no puedo evitar pajearle de manera directa. Se la agarro, la noto algo viscosa y caliente, muy caliente entre mi dedo índice y pulgar que, formando un aro, ciñen la base del pene de ese desgraciado.

Decido hacerlo con calma, dilatando las pasadas de mi manita desde la base hasta casi rozar el glande de esa polla extraña, la primera que toco desde que empecé a salir con Sergio hace tres años.

El chaval gime, se retuerce, veo sus huevos contraerse, incrédula observo como se acelera, no es posible que en tan poco tiempo esté a punto de…

- ¡Tiempo! – avisa el Largo

Mi mano se separa como un resorte de la polla del joven fugitivo y vuelvo rápidamente a mi silla, poniendo tierra de por medio con él, que no para de quejarse y maldecir porque realmente estaba a punto de correrse y ahora debe tener un dolor de huevos de campeonato.

Los otros dos, no paran de reírse de él, desde cierta retorcida perspectiva la situación es muy cómica. El más joven, casi llorando, con la polla apuntando al cielo y yo con cara de no haber roto nunca un plato lejos de su alcance. Una vez más para evitar la mirada de mi novio, para evitar la vergüenza de afrontar que he tenido que masturbar a un desconocido, pongo mi vista sobre mi regazo y compruebo con sorpresa que mis pezones, por lo normal tímidos y perezosos están tenue pero evidentemente marcados a través de mi barato bañador blanco.

Confusa me hago la pregunta que jamás querría: ¿Acaso mi cuerpo se está excitando?

Mientras trato de negar la mayor a mi misma, no me percato que no soy la única que se ha dado cuenta de la reacción traicionera de mis tetas. Sergio, aun desde la lejanía sabe que no es buena señal, el conoce lo sensibles que son mis tetas y lo “fácil” que es seducirme cuando se me excitan, como yo maldice y se pregunta a que se debe esta reacción mía, y no es el único que se lo pregunta.

- Blanca, niña, parece que al final estas siendo “buena chica”, jajaja.

El más joven mascullaba maldiciendo mientras el Largo no paraba de lanzarle puyas.

- Creo que hay que valorar el esfuerzo que estas haciendo por ser buena anfitriona y no darnos problemas. Sin la ayuda de tu novio, estas consiguiendo que todos nos sintamos cómodos y “casi” complacidos.

Este último “casi” también debía ser sin duda una broma para el chaval que se afanaba por relajar su erección ante el cachondeo al que se veía sometido.

- Así pues, te propongo un trato que estoy seguro que no podrás rechazar.

El silencio cayó sobre todos nosotros. A penas se oía la respiración conjunta esperando las siguientes palabras de Pablo.

- Voy a ...