1. Mi odiosa madrastra, capítulo 11 + epílogo


    Fecha: 27/04/2019, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... hacerlo.
    
    Hice a un lado las sábanas. Mi verga apareció desnuda, e impregnada de la saliva que le había echado hacía unos minutos.
    
    — Qué nene travieso, haciendo estas chanchadas… —dijo ella, con una sonrisa sensual, demostrando así que había accedido.
    
    — Chanchada es lo que vas a hacer vos —dije.
    
    Nadia me miró sorprendida, aunque también se la notaba divertida. Seguramente se preguntaba a qué me refería, aunque no lo dijo.
    
    — ¿Qué hacés? —preguntó después, cuando me vio que saqué el celular de debajo de la almohada, y empecé a grabar. Sin embargo, no me exigió que la apagara, por lo que seguí grabando.
    
    Enfoqué a la bandeja en donde me había traído la comida. Metí el dedo en el plato donde estaba el budín, y lo unté con crema, para luego llevarlo hasta la boca de mi madrastra, todo esto registrado por la cámara. Ella sonrió, juguetona. Primero se resistió a separar los labios, pero tampoco corría la cara, así que empujé, hasta que ella por fin abrió la boca y empezó a chupar el dedo, para dejarlo totalmente limpio, cubierto por una capa de su saliva. Miró a cámara, con un gesto provocador.
    
    — Está rica la crema ¿Eh? —dije. Ella asintió con la cabeza.
    
    Entonces agarré una cantidad mucho mayor de crema. Pero en lugar de llevársela a la boca, dirigí la mano a mi entrepierna. Unté mi verga, desde la base del tronco hasta el glande, de crema. Nadia rió a carcajadas. Me hacía feliz verla así, divertida y excitada.
    
    Hice a un lado la bandeja, dejándola en el suelo junto con los platos y el budín sin terminar de comer.
    
    — Bueno, vos me trajiste el postre, pero yo te doy el tuyo —dije.
    
    Mi madrastra se inclinó. Ahora desde la pantalla del celular veía mi propia verga cubierta de crema, mientras el rostro de Nadia se iba acercando a ella. Observó mi miembro con curiosidad. Arrimó su cara con cautela. Me miró con una sonrisa traviesa dibujada en su rostro, y luego miró a la cámara, con cierta vergüenza, como diciéndose “no puedo creer lo que estoy a punto de hacer”. Sacó la legua y la pasó a lo largo del tronco, llevándose así una buena cantidad de crema a la boca. La tragó, mientras hacía contacto visual conmigo. No perdió mucho tiempo, largó otro lengüetazo. El tronco iba quedando de a poco impregnado de saliva, mezclada con la crema que iba quedando en el camino. En efecto, era una verdadera chanchada la que estaba haciendo Nadia, pero a ambos nos gustaba.
    
    En el glande había una cantidad considerable. Nadia lo succionó, como si fuera un chupetín. Se ensañó con la cabeza, parecía que no quería soltarla, como si fuese la última pija que se iba a meter en la boca. La sensación en esa zona era extremadamente intensa. Extendí la mano, metiéndola por debajo del vestido, para encontrarme con las turgentes nalgas que a esas alturas ya conocía muy bien. Me aferré a esos glúteos, estrujándolos con fuerza cuando el trabajo que ejercía ella sobre el glande se tornaba tan potente que resultaba casi doloroso.
    
    Nadia por fin liberó mi ...
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