1. El rayo verde


    Fecha: 10/03/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: AmoMuyEstricto, Fuente: TodoRelatos

    ... cercana a la argolla de la pared. Ella me sostuvo la mirada desconcertada y se tumbó en decúbito supino siguiendo las indicaciones de mis manos, que la sostenían del hombro y el cuello. Su garganta sintió cómo se cerraba el aro metálico unido a la mesa que en tantas ocasiones había aprisionado el cuello de Muriel. Até sus muslos con las cuerdas a las argollas laterales y sus piernas quedaron suspendidas en el aire, sujetas por los muslos atados a los aros, y su sexo ampliamente expuesto quedó al borde justo de la mesa y sin posibilidad alguna de protección. Nuestras respiraciones aceleradas se mezclaron cuando até unidas sus muñecas a la argolla que había en la pared, yo respiré el aire cálido que salía apresurado y nervioso de su nariz y ella aspiró mi anhelante aliento. Cogí una venda y tapé sus ojos.
    
    En ese momento Katia me parecía más mía que nunca y me aparté unos segundos para admirarla detenidamente. Pasé mi mano por su sexo y lo noté húmedo y cálido. Alejé mi mano y por sorpresa le di una fuerte palmada en su entrepierna inevitablemente abierta, primer anuncio de cómo iba a someterla. La segunda palmada no fue tan bien recibida, Katia no esperaba ser castigada en su sexo y cerró lo poco que pudo sus piernas, aunque solo consiguió tensar las cuerdas que retenían sus muslos. La tercera no fue una palmada. fue directamente un fuerte golpe con la fusta directo en su pepita del placer. Katia se asombró, una fuerte descarga de dolor y placer recorrió instantáneamente todo su cuerpo. Ese primer azote por sorpresa provocó una llamada a su torrente sanguíneo. El segundo azote dio de lleno de nuevo en el ahora henchido clítoris. Una nueva descarga de dolor y placer volvió a electrificar el cuerpo cortocircuitado de Katia. Solo había un canal que llevaba a la vez las señales de placer y dolor sin que ella fuera capaz de distinguirlas, ni apenas procesarlas, solo sentía un electroshock en el suplicio del gozo.
    
    Nunca había imaginado disfrutar y sufrir a la vez con mi castigo. Estaba dispuesta a entregarse sin reservas, quería satisfacerme plenamente para que no necesitase de otras mujeres, pero no esperaba que su cuerpo reaccionara de esta manera: excitándose como nunca antes en su vida y rindiéndose a mis castigos. Notaba el bullir de la sangre entrando torrencialmente en su clítoris todavía rosáceo cuando un tercer azote provocó una nueva descarga en su rubor más enrojecido. Asombrosamente no sabía si se encontraba al borde del orgasmo o del desmayo. Diez azotes la dejaron en el abismo. Mis dedos entraron en aquella cueva infernal cercana a la sublimación. No estaba tan húmeda como imaginaba Katia por lo excitada y caliente que se sentía, pero la presión de mis dedos índice y corazón sobre la cara anterior de la vagina, rodeando su uretra, hizo que las glándulas de Skene fabricaran tanto líquido como eran capaces de forma muy acelerada, tan rápida que Katia no pudo retenerlo y mojó mi mano y el suelo. Su orgasmo involuntario acompañó aquel ...
«12...4567»