1. El rayo verde


    Fecha: 10/03/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: AmoMuyEstricto, Fuente: TodoRelatos

    ... tengo que rescatarla. Sé que hoy quería castigarme delante de Katia. Prometo aceptar cualquier castigo adicional a la vuelta, sabe que siempre puede hacer conmigo lo que desee y mostrarme ante quien quiera, pero ahora necesito ir a Barcelona y rescatar a Maui -imploró Muriel.
    
    Reconozco que la súplica de Muriel me conmovió, no solía hacerlo y sabía que le encantaba mostrarse como sumisa orgullosa ante quien yo decidía, no tenía muchas ocasiones en las que demostrar hasta qué punto yo podía hacer con ella lo que quisiera, ni muchos testigos que aceptasen presenciar ese espectáculo, aunque el escaso público selecto que lo veía, nunca quedaba indiferente. No podía negárselo, entendí que era algo muy importante para ella.
    
    -Está bien, puedes irte unos días. De todas formas, mi casa no es una comuna, no quiero que traigas a Maui a vivir aquí, prefiero que estés con ella el tiempo que necesites a que vuelvas con ella. Preferiría que no viajaras sola, es un viaje largo y creo que por la urgencia quieres ir en coche.
    
    -Sí, había pensado ir en el Cabrio, el descapotable. Tal vez Vika quiera acompañarme - sugirió Muriel menos alterada.
    
    -Le preguntaré a su madre. Ese puedes llevártelo, no lo uso nunca para ir al hospital y supongo que no tardarás más de una semana en volver. ¿Cuándo sales?
    
    -En cuanto estemos preparadas -respondió la artista catalana.
    
    -Debes dejar las anillas de los pezones y la barra del clítoris en mi mesita de noche. No quiero que te distraigas mientras conduces -ordené a Muriel, conocedor de su fisiología.
    
    Vika había entendido dos palabras: viajar y Barcelona, y bastaron para que se le iluminara la cara. Desde Ucrania, Barcelona sonaba a fiesta, playa, sangría, tapas y todas las palabras internacionales del español que aprenden los guiris de vacaciones.
    
    -¿Vas a Barcelona? -preguntó entusiasmada Vika a Muriel.
    
    -Sí, pero no de turismo. Tengo que socorrer a una amiga, pero si quieres, puedes acompañarme.
    
    -Sí, quiero. Sí, quiero -repitió entusiasmada la adolescente.
    
    -Tenemos que pedirle permiso a tu madre -concluyó Muriel -De todas formas, puedes ir preparando tu equipaje para una semana, pero ahora acompañáme a mi dormitorio.
    
    Muriel tiene un dormitorio junto al de Vika, para las noches que no la quiero ni a mi lado, ni a los pies de mi cama. Era la primera hora del día y había mucha luz en su habitación. Muriel se quitó las anillas de los pezones y las dejó en un bonito joyero. Para la barra del clítoris necesitaría ayuda. Se tumbó sobre la cama y abrió al máximo las piernas. Separó sus labios y le pidió a la púber ucraniana:
    
    -¡Acercate! Tú tienes que desenroscarlo. A mí me cuesta un poco.
    
    Vika se quedó inmóvil observándolo maravillada. Podía ver con todo lujo de detalles lo que más le gustaba de Muriel iluminado por la cegadora luz ibérica. Adaptó sus pupilas a esa ingente cantidad lumínica y enfocó con precisión en el clítoris neofraterno. Vio en detalle cómo la barra atravesaba el prepucio del ...
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