1. Yo soy hijo de puta// Cap. 1


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... sola por grandes temporadas y con un ardor en la vagina que necesitaba mantenimiento seguido. Las mujeres de su edad son bien calientes, las cabronas, y eso me encanta.
    
    Desde los veintiuno y hasta los veintitrés años ella patrocinó mi inscripción en el gimnasio, mis proteínas, y varios cursos sobre nutrición y rutinas de ejercicios.
    
    A cambio le pagué durante esos casi dos años a punta de culeadas y buen sexo. Gloria creía que para mí era un sacrificio fornicarla, por más que le juraba que ella era mi prototipo de mujer por su edad y por su figura.
    
    Aunque Gloria pretendía comprarme ropa, joyas y perfumes, yo siempre lo rechacé. Por lujos fue que mi madre nos abandonó. Yo no sería como ella. Además no me gustaba ser aprovechado con las personas. Menos con las mujeres con déficit de cariño. Ya para mí era demasiado toda la pasta que gastaba en mí, formándome como un buen instructor de gimnasio…“Para que logres ser alguien en la vida sin depender de un título universitario, porque no lo tienes” me decía.
    
    Pude haber caído en las drogas y el alcohol, como mi padre, pero preferí el camino de la construcción mental y física. Me decanté por el empoderamiento masculino. Y la verdad es que creo que todo habría ido cuesta arriba de no ser por culpa de Angélica, la hija de doña Meche, que hace rato me acaba de decir algo que me ha dejado petrificado.
    
    —Kike, quiero decirte eso que… no me había animado a contarte, pero que ahora que tengo pruebas concretas, creo… que te puede interesar.
    
    —Cuanto misterio, chaparrita —le sonreí.
    
    Angélica dudó un poco antes de continuar:
    
    —¿Te acuerdas que te conté que la semana pasada vinieron desde Monterrey varios representantes de universidades para hablarnos sobre las carreras que nos ofrecen y así?
    
    —Ajá —le dije, limpiándole a mi pequeña putita todos los mecos que le había dejado en la cara tras correrme sobre ella.
    
    Angélica era muy buena chupando verga, aunque todavía no le gustaba pasar la lengua por mis testículos. Al menos ya no hacía tantos ascos como antes. Desgraciadamente, con todo lo bonita que era y lo mucho que había aprendido hacer orales, ella no me hacía alcanzar el morbo que me provocaba su madre.
    
    —Pues… resulta que ahí había una mujer llamada Amelia.
    
    Cuando escuché el nombre de “Amelia” sentí que mis ojos se congelaban. Me quedé en silencio, con mi glande hondeándose frente a su cara, esperando que me dijera un poco más.
    
    —¿Y…? —fue lo único que pude proferir.
    
    —¿Cómo que “Y”? A ver, Kike, ¿no te dice algo el nombre de Amelia?
    
    —No me jodas, Angélica, porque escuchaste una vez el nombre de Amelia ¿ahora crees se trata de ella?
    
    Angélica suspiró, y luego me dijo:
    
    —No estoy diciendo nada, tranquilo, Kike, sólo quiero saber cómo era físicamente tu madre.
    
    Mi corazón comenzó a bombear muy fuerte. Demasiado fuerte, diría yo.
    
    —No la recuerdo. O sea, sí recuerdo el color de su voz… sus ojos… su tez rosada de piel, casi como la mía, pero de su rostro nada…
    
    —¿Cómo ...