1. Yo soy hijo de puta// Cap. 1


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... dijo­:
    
    —Ahora tú, mijo, Kike, chúpame el chocho para que aprendas bien. Luego por ahí cuando tengas novias evitarás pasar las vergüenzas que pasan todos los chicos de tu edad.
    
    Y guiándome como una buena maestra se levantaba la falda, se bajaba sus braguitas y yo me ponía en labor. En mi tercer intento en aquella primera semana conseguí arrancarle su primer orgasmo a base de comidas de coño. Y luego vino lo demás. Un aprendizaje sexual progresivo.
    
    No me da vergüenza confesar que doña Meche fue la que me enseñó a follar. Las artes amatorias eran su fuerte. No importaba que fuera una de las líderes de la iglesia, en la cama se comportada como toda una cerda que me sacaba mis mejores chorros de semen.
    
    Todo habría continuado con ella de viento en popa, pero hace apenas cuatro días descubrió que también me estaba cogiendo a su hija, y a su amiga María Elena Martínez, la mujer del boticario. Y todo se desmadró.
    
    Toda mi vida he luchado contra mis propios demonios. De mis batallas combatidas solo he perdido las que pertenecen a mi pasado.
    
    Como dije, mi barrio me formó. Mis amigos fueron mis hermanos. Sus hermanas mis mujeres. Sus madres mis amantes. Siempre destaqué ante los demás por mi altura, mi constitución robusta y, dicen las mujeres, por mi buena cara, sin contar mi buena herramienta.
    
    Por lo demás, siempre fui un hombre justo. Amargado y gruñón sí. Con un carácter violento y desastroso. Pero en el fondo, con buenos sentimientos. Nunca he dejado abajo a mis compitas, ni a mi gente ni a quienes alguna vez en la vida me ha ayudado.
    
    De más joven componía con el buen Roña algunos versos. Nos gustaba rapear. De hecho solíamos pensar que seríamos famosos con el tiempo. Pero claro, eso sólo pasa con la raza que tiene suerte. Los que son como yo, únicamente estamos destinados a librar desgracias.
    
    De milagro logré graduarme de la preparatoria por medio de una beca que algún benefactor anónimo me otorgó. Yo no era buen estudiante. No sé cómo hice para egresar. Dado que lo mío no era la escuela, ni siquiera hice el intento por ir a la universidad. Pura perdedera de tiempo. Al final ganan más los que no tiene carreras que los que la tienen. Ya que me fue negada una educación basada en una familia estructurada, lo mío era aprender a la brava.
    
    Siempre trabajé de lo que fuera: pintor, albañil, herrero, camarero, limpiador de coches e incluso de barrendero. A los veintiún años, sin embargo, gracias a una hermosa dama llamada Gloria y que conocí en un parque mientras salía a correr, pude entrar a un gimnasio donde conseguí potencializar mis músculos. Yo hacía ejercicios en parques públicos, con las maquinas rústicas que ponen allí. De no ser por Gloria jamás habría logrado acceder a un gimnasio de prestigio.
    
    Me llama la atención que las mujeres de la edad de Gloria y que están tan bien acomodadas económicamente, suelen interesarse en chicos como yo. Su esposo trabajaba en asuntos del gobierno, por lo que habitualmente se la pasaba ...
«12...789...»