1. Yo soy hijo de puta// Cap. 1


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... contrae, de modo que mi cuerpo rebota por todas sus paredes internas, hundiéndome dentro de ellas…
    
    “¡Salte, niño malo, salteeee!” empieza a gritar ella, sacándose el tampón. Entonces, de pronto, un orgasmo de proporciones bíblicas me atrapa en forma de tornado y me expulsa al exterior, como si me estuviera abortando.
    
    Y así, sudando a chorros, despierto gritando, llamando a papá, como cuando yo era un niño. Pero nadie responde. Antes por lo menos él acudía a mis llamados de medianoche e intentada consolarme.
    
    Pero ahora… mi padre ni siquiera está.
    
    Y de mi madre ni hablar.
    
    Esa víbora escapó de su nido y nunca más volvió.
    
    Me llamo José Enrique Lares, Kike para los compas, “papi” para mis putas, “cabrón de mierda” para mis enemigos.
    
    Nunca digo mi apellido materno porque para mí ella simplemente no existe más en mi vida. Ojalá me hubiera abortado cuando pudo, así como lo hace en mis pesadillas. Porque sé que ese sueño si lo interpretara me mostraría a mi progenitora abortándome. Ojalá lo hubiera hecho de verdad y me hubiera ahorrado toda esta vida de mierda que llevo desde que nos abandonó.
    
    Hace dos meses enterré a mi padre, don José Lares, en el cementerio municipal del pueblo de Santa Mónica. Todo el barrio me acompañó al entierro y entre todos me ayudaron con los costos del funeral. De no haber tenido esa ayuda, seguramente mi jefe habría terminado enterrado en una fosa común o tal vez incinerado en el patio de mi casa, la única posesión que tengo de valor y que mi padre me heredó en vida. Menuda mierda de vida tenemos, que hasta por morirse uno hay que pagar.
    
    Me extraña, de hecho, que mi jefe me haya durado tanto si desde aquella truculenta fecha para lo único que vivía era para morirse. Hasta que lo logró. Ojalá se hubiera muerto de sobredosis o una violenta borrachera, que era para lo que existía. Pero no. Su muerte fue tan vulgar como ridícula.
    
    Una mañana mi padre se levantó de la cama para quitarle los huevos a las gallinas y hacer su desayuno. Yo no sé si iría dormido o qué mierdas, pero el hombre cayó en el hoyo que él mismo había cavado con la intención de hacer un pozo pluvial y ahí quedó todo tieso. Ni siquiera estaba tan hondo, pero se desnucó.
    
    Mi jefe ni siquiera tuvo tiempo de gritar o de hablarme para sacarlo. Murió al instante. Quedó con los ojos abiertos. Algo aterrador. Lo peor es que yo lo encontré hasta el tercer día, porque había días en que ni siquiera nos mirábamos.
    
    Cada quién hacía sus cosas por separado. Él no sabía a qué hora llegaba ni a qué hora me iba. A pesar de vivir en la misma casa, parecíamos perfectos desconocidos. Yo era madrugar para ir a chambear, y él, un padre sin oficio ni beneficio, a veces se iba por días con sus amigotes con el dinero que yo le daba y a mí me tocaba ir a buscarlo para traerlo arrastras a dormir. Me había cansado de decirle que se comportara como el hombre que era, pero no me hacía caso.
    
    Y yo, en el fondo, lo entendía. Perderse en alcohol o en criko le ...
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