1. Yo soy hijo de puta// Cap. 1


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... de Amelia, Kike… ¡Ah! ¡ah!... ella… sufrió mucho con tu padre… ¡Ah! ¡aah!
    
    —Y yo qué culpa tenía —le respondí la última vez que me la cogí, mientras la tenía cabalgándome, matándose ella solita cuando se hundía en mi verga—, ¿por qué no me llevó con ella si tanto me quería?
    
    Doña Meche era muy gritona cuando cogíamos. Por eso solía meterle sus propias braguitas en la boca, para que no se dieran cuenta los vecinos, porque siempre han sido bien chismosos. Ni cogen y ni dejan coger. Ese día, sin embargo, sus braguitas ella misma las tenía en su mano, para poder responderme:
    
    —¡Ah! ¡Ah! Ya… te dije, mijo… ella… quería… una vida mejor para ti… por eso… se fue…
    
    —Se fue con otro cabrón, doña Meche, ¿qué no se enteró del chisme? Se fue pa Monterrey y nos dejó a mi padre y a mí como perros.
    
    Cuando su hija Angélica se iba a la prepa y su marido no estaba y, además, daba la casualidad de que por algo yo tenía que lonchar en casa, se prestaba entonces el momento para ir a su casa y fornicar.
    
    —¡Pero ella… te amaba… Kikeee! ¡Ay… qué rica tranca tienes, papiiii! ¡Ella te adoraba… tú eras su adoraciónnnn!
    
    Me encantaba ver rebotar sus pinches chichotas de vaca arriba abajo cuando me montaba. Siempre me ha excitado cuando las mujeres se ponen cerdas y gritan guarradas durante la cópula. La cara de señora de iglesia de doña Meche se trasformaba en la de una mujer caliente y lasciva que me ponía muy jarioso.
    
    —¡Ay… mijo… ay… Kikeeee… qué rico se sienteee!
    
    Sus gruesas piernas morenas temblaban en cada sentón que me daba y yo feliz echado debajo de ella, viéndola rebotar, y sintiendo cómo mi enorme falo le sacaba sus mejores orgasmos.
    
    —¡Pero en serio, Kike… Amelia te adorabaaaaaa!
    
    —¡Esa zorra nunca volvió por mí aunque me lo prometió! —me quejé en un momento dado en que tumbé a doña Meche sobre su propia cama y la hice ponerse a cuatro patas.
    
    —¡Claro que volvió, Kikeeee… ¡Ay… métemela con cuidado, papacito, que me dueleee!... Ah… te decía que ella… volvió… ¡Aaah! ¡Huuuuy! Pero siempre tu padre la echaba…
    
    Doña Meche, a diferencia de su hija Angélica, tenía un coño peludo, pero bien recortadito. Me gustaba darle sus buenas chupadas porque ella siempre fue de las jamonas que chorreaban al primer contacto con mi lengua.
    
    —¡¿Quién le dijo que mi papá la echaba, doña Meche?! Con todo respeto, doña, pero no sea pendeja. La tal Amelia nunca volvió. Le digo que se fue con un tipejo a Monterrey, uno que sí le daba buena vida. Prefirió lujos y un nuevo marido que sí la cogía mejor antes que su esposo legítimo y su único hijo. ¡Qué iba andar viniendo esa fulana! No haga caso a chismes, doña Meche. Que disque se salió de la casa para comprarme un puto trailercito rojo. Ya hasta se me murió mi jefe y ella ni sus putas luces.
    
    —¡No seas injusto con Amelia… mijo…! ¡”Ufff…”! ¡Amelia… te juro que te amaba de verdad… pero tu padre la corría cuando venía a verte…! ¡Ay….!
    
    Le di tremenda nalgada en su abombado culo desparramado. Odiaba cuando la ...
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