1. Yo soy hijo de puta// Cap. 1


    Fecha: 22/04/2019, Categorías: Incesto Autor: JOS LIRA, Fuente: TodoRelatos

    ... eran sus ojos, Kike?
    
    —Pues… como los zafiros… así, de un azul penetrante y oscuro. Lo sé porque mi padre tenía unos zafiros guardados en su petaquilla, y siempre decía que eran como los ojos de ella…
    
    Angélica se levantó. Fue al baño para limpiarse los restos de semen que aún escurrían por sus pequeñas y redondas tetas y luego volvió.
    
    —He oído que tu madre era muy bonita… Kike.
    
    Cuando me dijo eso yo estaba sentado en el borde de su cama, todavía desnudo. De la punta de mi glande todavía salían goterones de semen. Ya no me preocupaba que doña Meche llegara a casa y me encontrara con su hija en esas condiciones. Ahora mi verdadera concentración estaba en lo que me decía Angélica.
    
    —Eso dicen todos —suspiré agobiado—. Que era guapa. Mi padre decía que Amelia era una mujer hermosa, de tez tan rosada como las mismas rosas. Que era alta, de buen cuerpo y que tenía ojos como los zafiros…
    
    “Deja de hablar y de pensar en ella por una vez en tu vida, papá.” Recuerdo la forma en que reprendía a mi jefe, cada vez que repetía lo mismo de su ex mujer“ya pasó más de una década. No puedes vivir con sus recuerdos. Esa puta ya no existe. Déjala ir. Ella nos abandonó. Nunca volverá.”
    
    Pero mi padre no se resignaba. Más bien, ahogado en alcohol, pasaba del llanto a las risas, diciendo:
    
    “Ni veas cómo cogía la puta de tu madre, hijo. Cualquier actriz porno le queda corta. Con lo modosita que era en público y lo perra que era en la cama”
    
    “Papá, no más, por favor.”
    
    A veces, sólo a veces, podía imaginar esa mujer extraña cabalgando el bulto de mi padre, durante las nocturnas, gritando y bramando como lo hacía doña Meche. Pero Amelia más elegante. Más fina. Más esbelta. Más hermosa.
    
    —¿Tu madre tenía el pelo corto o tenía el pelo largo, Kike? —la voz de la hija de doña Meche me sacó de mis ensoñaciones.
    
    —¡Mierda, Angélica! Déjate de mamadas. Amelia está muerta para mí.
    
    —¿Tan muerta para no reconocerla si la pudieras ver de nuevo? —insistió ella.
    
    —¿De qué mierdas estás hablando? —le pregunté rabioso.
    
    —Mira Kike. Tú no estás bien. Desafortunadamente… a pesar de tener la formación que tienes. De ser tan apuesto. De ser tan… musculoso… de estar llegando a la cima del éxito… te noto mal, triste, agobiado. Resentido con la vida. Se murió tu padre y tu carácter ha empeorado. Se te ve serio, sin sonreír. Y yo creo que todo esto es por culpa de tu madre. No has podido cerrar ciclos.
    
    Suspiré muy hondo para hacer notar mi incomodidad al hablar de este tema.
    
    —No me interesa hablar de ella… eso es todo.
    
    —¿De verdad, Kike? Porque a lo mejor lo que a ti te falta es… verla… pedirle explicaciones… saber por qué nunca volvió.
    
    —¡Basta, Angélica! ¡No más! Hablas con tanta certeza que cualquiera pensaría que en verdad la has encontrado. Esa tal Amelia se fue para nunca más volver. Aunque… por curiosidad alguna vez quisiera buscarla, estoy seguro que jamás la encontraría. Ni siquiera me acuerdo de cómo era ella de la cara. No tengo ni fotos ...
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