El cartel - Relatos Eróticos

El cartel

... ensordecedor “plas” de la hebilla de su cinturón y a continuación, el sonido húmedo y carnoso de un miembro entrando a un coño hambriento, aunque si hubiera sido sordo, la expresión de puta en celo que puso su madre en cuanto esa gorda verga negra entró en ella había sido lo bastante sugerente para adivinar qué había ocurrido.

—¡Mmmm! —exclamó su madre levantando la cabeza, cerrando los ojos y relamiéndose la lengua—. ¡Así mi machote! ¡Por el culo que es tuyo papi!

Araceli entonces abrió sus ojos, miró a su madre a los suyos y comenzó a relatar:

—Cuando apenas tenias unos 3 o 4 años, tu padre y yo estábamos escalando en la carrera de policía. En ese entonces Don Grandote también estaba iniciando en el bajo mundo criminal, siguiendo los pasos de su hermano mayor Urias. El hermano de Don Grandote estaba en su pico más alto de poder, eso porque tenía un fuerte vinculo de negocios con Pablo Escobar de Colombia, lo que provocó que la DEA de Estados Unidos junto a nuestra policía intervinieran con la colaboración de nuestro gobierno, que siempre sabe de estas movidas porque más que menos por lo general siempre está implicado. Lo cierto es que un jefe de policía ahora muerto por aquí mi macho, nos asigno a tu padre y a mí la misión de detener a Don Urias y de paso, averiguar cómo llegar a Pablo Escobar con la información que pudieras obtener de Urias. La misión tomo casi tres años de largo y arduo trabajo, pero tu padre consiguió atraparle gracias a un descuido suyo y la colaboración de la novia de Don Urias, quien se sentía traicionada porque Don Urias se acostaba con su hermana. Mientras tanto, yo no realizaba trabajo de campo, porque tenía que cuidarte a ti, por lo que me dedicaba más al área de las estrategias y el planeamiento.

—Eso le valió un desapegue asombroso a tu padre, mocoso —añadió Don Grandote, quien seguía bombeando a la atractiva oficial de policía.

Araceli asintió y continuó con su relato:

—Aunque no pudimos dar con Pablo Escobar, terminó cayendo de otra forma, tu padre ascendió en la organización, lo que significaba que pasaba cada vez más y más tiempo fuera de casa, en otras misiones o dando conferencias. Un día cuando él viajo a otra ciudad, Don Grandote apareció en nuestra casa, justo para cuando pasó un año del arresto de su hermano. Yo estaba sola contigo y aunque era policía, él me termino superando junto a otros matones que llevó consigo y que yo no conocía. Me dijo que tu padre terminaría pagando de la peor manera, ayudándole yo de por medio con una preciosidad que no merece él, o algo así me dijo. Claro que yo me enfrente a él, porque en esos años tenía la convicción de hacer lo correcto, lo legal. Pero una vez más Don grandote me sorprendió, con sus palabras, pero todavía mejor: con sus acciones. Me cogió de todas las formas posibles que no sabía que existían. Me estreno la boca y el culo. Me enseño a coger con otros hombres y mujeres, la doble y triple penetración, acompañado claro de una droga nueva ...