1. Vaya aniversario del colegio


    Fecha: 21/04/2019, Categorías: Confesiones Autor: Astrid Carolina, Fuente: CuentoRelatos

    ... chico se había enamorado. Total, que más da. Le podía dar quince minutos de enamorados, pensé. Lo besé y dejé que él me tomara de la cintura jugueteando como dos chiquillos, besándonos, riéndonos, sin importar nada.
    
    Sonó el celular. Era Richard. Mi esposo le dije- mientras le retiraba la mano y me ponía a su costado.
    
    - Aló mi amor? Si estoy esperando. Aún no subimos, pero ya falta poco… Gordito me perdonas por haberme portado mal anoche?... no volverá a pasar, te lo prometo. Te llamo apenas parta. Besitos.
    
    Me volví y lo abracé nuevamente. Mientras le tocaba coquetamente el rostro, le dije, es que mi esposito se enojó por que no lo llamé anoche; pero no podía por que alguien me tenía ocupadita pues… en todo caso debería enojarse contigo no crees? Se sonrió. No pues con el panadero ya tuvimos suficiente. Otro sapo más, ya no. Y nos reímos, mientras me acariciaba disimuladamente las nalgas.
    
    Hora de partir. Le di el mejor beso que pude, no sin antes decirle: ya tiene mi número en tu celular. Si viajas a Arequipa, llámame, no te vas a arrepentir. Te lo prometo. Lo besé una vez más y subí.
    
    Acomodé la mochila que llevaba, me senté en el asiento de la ventana, pidiéndole permiso a un señor de unos 60 años que ya estaba sentado al costado. Mientras el bus iniciaba la marcha me despedía de Mario moviéndole la mano y dándole besitos volados. El agitaba la suya también. Ni bien salió el bus del terminal, cogí el celular y llamé. Gordito? si mi amor, acabo de partir, pides algo de comer para cuando llegue si. Te extrañé mi amor, me hubiera gustado que hubieses podido venir… Ya mi amor. Te quiero mucho mi gordito. Chau. El caballerito mi miraba sin entender, como pidiéndome una explicación.
    
    Recliné el asiento un poco. Suspiré profundo. Me sentía vacía, como mi corazón. Cada vez que le era infiel a mi esposo, me preguntaba por qué lo hacía. No tenía respuesta. Pero continuaba haciéndolo. Me acomodé en el apoya brazos y la ventana. Empecé a llorar.
«12...891011»