Cuidando el perro de mi amiga en su clase de Yoga - Relatos Eróticos

Cuidando el perro de mi amiga en su clase de Yoga

... dejara de montarme la pierna. En ese punto le acaricié impidiendo que se lamiera y me deslicé por el sofá hasta el suelo de tal forma que esquivé el suelo mojado por el amigo peludo y acabé en el suelo con las piernas cruzadas justo al lado de las manchas con las que estaba decorando el suelo de madera.

Con algo de esfuerzo logré que se colocara justo delante de mi para que su miembro quedase casi a la altura de mi cara. En el poco transcurso de tiempo el tamaño le había empezado a disminuir, así que volví a acariciarla para que no dejase de crecer.

Resultaba más difícil de lo que parecía para que mantuviese su tamaño y no se sentía como que estuviera logrando nada mientras bailaba con mis dedos sobre ella. Pero solo hasta que con mi mano cambiar de estrategia y en lugar de acariciar el miembro en si mismo, me dediqué a masajear y mover con suavidad la base de su miembro, haciendo que note las pulsaciones de su miembro volver a crecer de nuevo.

Tras varios minutos de prueba y error meciendo su miembro entre mis dedos y moviéndose sobre el bulto de su miembro empiezo a ver la luz al final del túnel. Y esa luz viene acompañada de un puntiagudo y ligeramente brillante miembro de color rosado que va creciendo en tamaño haciéndo que tenga una maravillosa sensación de éxito y placer solo con verlo. Vuelve a sentirse firme y grande mientras noto como pequeños chorros calientes me golpean la ropa y la muñeca de la otra mano que uso para mantenerle en el sitio sin moverse demasiado.

Desde esta distancia empieza a parecer mucho más imponente y casi amenazadora, pero mi único deseo es lamerla y mamarla hasta conocer cada rincón de memoria con mi lengua.

Primero acerco a su lateral mi lengua y le doy un lametón lento y largo. Siento que en comparación con mi lengua su miembro está ardiendo y su textura me resulta extraña, como si la parte interior de mi mejilla se tratase pero con mucho más calor. A nivel de sabor, apenas le identifico nada en este momento y me quedo solo con la sensación de su tacto que no me llega a parecer del todo real a pesar de todo.

Jimin en este momento está sorprendentemente quieto, cosa que agradezco para poder dar el siguiente paso y poder deslizarme un poco más entre sus patas, no con mucha comodidad para mi, para poder tener la punta de su miembro al alcance de mi boca.

Abro la boca y con la lengua ligeramente sacada me acerco lentamente a su miembro mientras alcanza mi lengua un primer chorro que se estrella de lleno contra ella y hace que mis pulsaciones se disparen a medida que mi lengua descubre el sabor dulce y cítrico de la lima inunda mi boca. No puedo evitar cerrar los ojos al sentir ese primer chorro sobre mi lengua hasta que noto como su polla aterriza sobre mi lengua y la empiezo a recorrer en círculos como si de un helado de verano fuese. Sus pequeños chorros son increíblemente calientes y mientras su polla se deslizaba desde la punta de mi lengua hasta el interior de mi boca, noto como un ...