1. Las refugiadas - El burdel 2


    Fecha: 15/03/2020, Categorías: Fetichismo Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... joven vio lo que le colgaba entre las piernas, aunque cada vez colgaba menos empezando a elevarse.
    
    —Tu familia —dijo Jitka—. Todo arreglado. —Señaló a Antoñito—. Tú follar, él mamar. Venir.
    
    Antonio hijo avanzó hacia la cama. Jitka se incorporó y los sentó. Bastó un par de meneos con las manos, previo a la mamada para que ya estuviera de nuevo a punto, o al menos la bastante para penetrarla, así que Jitka se limitó a escupir en la punta y extenderlo con la mano para en cuclillas bajar sobre la barra de carne.
    
    —Pero no me queda dinero —fue lo único que opuso Antonio hijo de resistencia cuando empezaba a entrar ya en la pelirroja.
    
    —No problema —replicó Jitka—. Tú follar, papá pagar.
    
    —Pero… —intentó protestar el padre.
    
    —Luego. —Lo atrajo hacia su otro pecho—. Ahora mamar.
    
    Desde el parto había tenido pocas oportunidades de follar. Los primeros días los hombres de Alexander no la usaban porque estaba aún sangrando, también muy abierta. Solo Svyatoslav se la folló un par de veces por el culo antes de que salieran de Ucrania. Y una vez empezaron el viaje… «probablemente —pensó—, Anastasia y ahora Carla, aunque sea con una mujer, eran la únicas que habían tenido oportunidad». Sin conocer bien el idioma y alojados por familias de elevada religiosidad, aunque esta no fuese más que una hipócrita muestra de su nacionalismo ucraniano, las oportunidades de hacerlo habían sido nulas. Hoy se había desquitado, aunque nadie la había llenado del todo, no en vano eran la única del grupo que había sido pony y aún seguía follándose a los caballos de Hryhorivka de cuando en cuando. El parto, sin ninguna dificultad, la había abierto aún más. Solo en ese momento se alegró de haber sido retirada de las cuadras por Svyatoslav. Como chica de la Casa grande podría ciar a su hija con ella en lugar de enviarla al cuarto guardería como hacían las ponys, que apenas veían a sus hijas una vez al mes o menos.
    
    Antonio se cogió rápido al segundo pecho cuando vio que de nuevo salía lee en abundancia, ya que el otro lo había dejado verdaderamente seco y al final estaba succionando prácticamente sin resultado. Mientras Irene se recuperó del desvanecimiento orgásmico. Y vio una desoladora situación: los zapatos, pantalones y calzoncillos de su cliente estaban allí tirados en el suelo, pero él no estaba. Temiendo la bronca que le echaría Ángela si él aparecía así por la puerta de salida recogió las cosas y salió, sin vestirse al pasillo. La puerta de la habitación de al lado estaba abierta, se asomó. Allí estaba su cliente, follándose a la pelirroja mientras el hombre que había guiado hasta ella, aún vestido, le mamaba un pecho reclinado sobre ella como si fuera un bebé.
    
    Cerró la puerta y se encaminó enfadada hacia la pelirroja.
    
    —Él es mi cliente. —Señaló al joven—. Y se le ha acabado el tiempo.
    
    —Folla bien —replicó Jitka—. Papá pagar. —Señaló a Antonio Padre.
    
    —Pero es mi cliente.
    
    —Él pagar tú. Mí no importaaaaaaa. —Jitka había estado moviendo sus ...