1. Las refugiadas - El burdel 2


    Fecha: 15/03/2020, Categorías: Fetichismo Autor: JBWriter, Fuente: TodoRelatos

    ... limpie, al menos.
    
    Antonio se quitó los zapatos, los pantalones y los calzoncillos. Irene cambió de opinión sobre el joven al ver lo que escondía tras ellos. Un pollón que relajado y colgando era grueso como su muñeca y le llegaba hasta la rodilla.
    
    Lo tomó de la mano y se lo llevó al aseo que estaba al lado de la puerta de entrada. Allí lo sentó en el bidet al revés de la posición normal y abriendo el grifo lo limpió. Después fueron a la cama e Irene empezó a chuparla. Intentó ponerle el condón con la boca, sin que se diese cuenta, pero, aunque escogió el tamaño mayor no había forma. Después de cinco intentos pudo meter un trozo de la punta, pero al seguir creciendo este se rompió. Irene decidió que por esa minucia no iba a desperdiciar lo que tenía entre manos. No había crecido, pero sí había pasado de ser un cilindro blando y del grosor de su muñeca a duro y del grosor de su puño. Sacó el tubo del lubricante y lo roció bien. Luego se rebozó ella e introdujo el tubo en su coño apretando a tope. Sintió el frío del gel en sus entrañas.
    
    Lo empujó para que se tumbase. Parecía que él fuese la tierra y su polla un tocón de árbol. Se situó sobre él y bajando en cuclillas poco a poco se lo fue introduciendo. Al principio notó algo de dolor por la tensión. Se había metido el puño un par de veces que estaba muy desesperada y la sensación era similar… pero algo mejor ya que notaba las palpitaciones del corazón de Antonio que iba a todo ritmo y parecía que cada latido golpease en su coño. En cuanto a Antonio, el coño de Irene apretaba mucho más que su mano por lo que en pocos minutos se vació con una sensación como nunca había experimentado. Irene al notar su calor también culminó su orgasmo. Estaba tan llena y fue tan intenso que quedó rota sobre la cama. En ese momento Antonio, que era de ideas fijas, aunque estaba cansado, se levantó, tomó el móvil y salió por la puerta.
    
    Llegó a la entrada que la flecha indicaba que su padre estaba dentro y abrió la puerta. Antonio quedó paralizado al ver a una mujer pelirroja apenas vestida con una minifalda sentada en la cama. Ella estaba completamente abierta de piernas dejando ver su sexo, ya que no llevaba ropa interior, que además estaba acariciando con una mano. Eso empezó a llenar de sangre el miembro de Antoñito, como lo llamaba su madre, junto que el recuerdo de lo que acababa de hacer con la chica de pechos falsos. Aunque al elevar la vista hacia las tetas de la mujer se encontró con algo no por esperado menos desagradable en esos momentos: la cara de su padre que había soltado el pezón y le miraba con un rastro de leche por la comisura de los labios.
    
    —¡Papá!
    
    —¡Hijo! —se sorprendió aún más él, pues a fin de cuentas su hijo sabía que él estaba aquí.
    
    Jitka se incorporó. Había sido una noche agitada y no había podido vaciarse los pechos, pero Antonio llevaba casi veinte minutos con uno y ya se lo había dejado seco… aunque por otra parte a Jitka le parecía poco lo que hacía. Y cuando miró al ...