1. The boobs cruise


    Fecha: 15/04/2019, Categorías: Voyerismo Autor: voyenudista, Fuente: CuentoRelatos

    ... aquí y allá. Las mujeres que dudaban en quitarse el top eran invitadas por los tripulantes, sobre todo por el único miembro femenino de la tripulación, que desde luego, trabajaba topless. Andrea no dudó un minuto en quitarse su vestido de playa para exhibir sus enormes pechos 36DD, ya que ni siquiera llevaba un top. Frente a nosotros, nuestros recientes conocidos estaban ya completamente desnudos, por lo que los imité quitándome el short y el pequeño bañador que llevaba “por si acaso”. Mi novia permaneció en su g-string negro traslúcido menos de un minuto, mis manos hábiles se lo deslizaron piernas abajo en un santiamén. Pronto, más de una docena de chicas estaban encueradas; los hombres mostraban menor valentía, sólo 5 o 6 nos atrevimos a mostrarnos “au naturel”.
    
    La música rítmica y los ríos de cerveza y el infame punch levantaron rápidamente los ya de por sí exacerbados ánimos de los pasajeros. Nuestros amigos gringos parecían tener prisa y en la primera oportunidad Jerry ya le hacía sexo oral a Lisa, quien recostada en una banca, parecía disfrutarlo bastante. A través del sonido, el animador llamó al primer juego:
    
    “Necesitamos seis chicas de tetas grandes” dijo, “¡Realmente grandes!”, mientras la tripulación circulaba entre la multitud invitando a quienes reunían las características. Andrea se resistió bastante hasta que cedió a mis ruegos y pasó a la parte frontal, donde se celebró el concurso, bastante simplón: consistía sólo en contonearse al ritmo de la música para hacer bambolear los pechos; mi novia fue la segunda eliminada, una repentina timidez no le ayudó a desempeñarse bien y regresó junto a mí para ver el resto de la competencia. Ganó una rubia ligeramente pasada de peso que movía sus turgencias con gran maestría. Su “premio” fue hacerle “car wash” (es decir, frotarle la cara con las tetas) a tres jóvenes previamente seleccionados por la tripulación; lo hizo con entusiasmo entre los gritos, silbidos y aplausos de la concurrencia.
    
    Siguieron la música y las bebidas. Casi todos hacíamos como que bailábamos más que al ritmo de las canciones, al de la oscilación del barco. Entonces, los altavoces emitieron “Conga”, de Gloria Estefan y una línea de mujeres se empezó a formar detrás de la líder, la tripulante femenina que intentaba guiarlas por los estrechos espacios del catamarán. Cuando unas quince estuvieron organizadas, se situaron en la parte más amplia y los hombres fuimos llamados a pasar entre las piernas de las chicas. Las instrucciones eran claras: “se arrastrarán de espaldas, boca arriba, sin tocarlas con sus manos, tampoco pueden detener su avance”. Tomé mi turno y a poco ya estaba circulando bajo ese maravilloso túnel de piernas, bikinis y vaginas (al menos la mitad estaban desnudas). La segunda chica de la fila se masturbaba mostrando sus labios húmedos; la cuarta o quinta se puso en cuclillas cuando yo pasé, de modo que pude lamerle brevemente el coño; otras chicas la imitaron, así que pude degustar un par más de ...
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