1. Un marido orgulloso.


    Fecha: 15/04/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Martehijodejupiter, Fuente: SexoSinTabues30

    “Señor, licenciado, mi mujer y yo nos queremos divorciar.” Esas fueron las palabras que le escuché a William, el jardinero que se encarga de trabajar los jardines, y patios de mi casa, los miércoles, en compañía de su mujer Adela.
    
    Tanto él como ella, se veían muy molestos el uno con el otro. William es un tipo algo ordinario, de unos cuarenta años, bajito, y bastante quemado por el sol, y su mujer Adela debe tener unos treinta y tantos, aunque su rostro no es muy agraciado, impresión que da por lo brotada que tiene su dentadura.
    
    Además, su abundante cabellera reseca y decolorada por el sol, parece que se trata de una bruja que escapó de un cuento de misterio. Una aplastada y gruesa nariz, remata su rostro. Pero por otra parte del cuello para abajo parece que es otra persona, sencillamente como que no concuerda su rostro con su escultural cuerpo, piernas y muslos bien formados, firmes. Abdomen plano, senos llamativamente grandes, pero muy bien formados, y para completar un culo que vale un millón, con eso les digo todo.
    
    William, y su mujer, después de que terminaron de trabajar, me pidieron que les dijera, como podían hacer para divorciarse, llevaban como unos siete años viviendo juntos, pero por lo que entre lo que uno decía, y el otro contradecía, les pedí que pasaran a casa, para orientarlos de la manera más sencilla posible, y de paso ver cuál era el motivo de su repentino interés en divorciarse, según ellos.
    
    Ya sentados en la sala de mi casa, por aquello de calmar un poco los ánimos, les invité una cerveza a cada uno, la que aceptaron sin protestar. Y llegué al acuerdo con ellos, de que solo uno iba a hablar a la vez, mientras que el otro mantenía silencio, que después tendría su tiempo para decir su versión.
    
    Ambos estuvieron de acuerdo, y fue Adela la que tomó la palabra, diciendo. “Lo que pasa Doctor, es que William es un borrachón, y los fines de semana se va de casa, los viernes y regresa los domingos en la noche o lunes en la mañana”.
    
    William estaba a punto de estallar, pero le hice señas de que permaneciera en silencio, y aunque me da la impresión de que le costó bastante trabajo, se quedó callado mientras Adela seguía hablando. “Cuando se queda en casa, y se emborracha, me comienza a tratar mal, diciendo que me acuesto con todos sus amigos, que soy una puta, borracha, interesada. En fin, no hay que cosa no me diga, para tratarme mal. Por eso me quiero divorciar de él”.
    
    Al terminar de hablar Adela, William casi de inmediato tomó la palabra diciendo. “Adela es una exagerada, yo no me la paso bebiendo en la calle los fines de semana, lo que pasa es que por no escucharla quejándose durante todo el fin de semana, hay ocasiones que me voy a casa de algún amigo, y pasó las noches ahí. Además, ella toma tanto o más que yo, durante los fines de semana, y eso que dice que la llamo puta, no es así. Lo que pasa que cuando llevo algún amigo para la casa, ella le da por andar casi desnuda caminando por toda la casa.”
    
    En esos ...
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